jueves, 22 de agosto de 2013

LA INCOMPETENCIA DE LA ARMADA FRANQUISTA.




El destructor republicano "José Luis Diez", a causa de su permanencia por meses inactivo en el puerto de Santurce, fue obsequiado con el mote de "Pepe el del Puerto", también su tripulación no en pocas ocasiones ha sido calificada de incompetente y entreguista, pero poco o ningún énfasis se ha puesto en el relato completo de su actividad durante la guerra civil y aunque ya en publicaciones anteriores he tratado sobre este tema, aprovechando  que acabo de recibir un documento relacionado con este destructor voy a hacer un pequeño resumen de su participación en la guerra civil.

Destructor José Luis Díez

El "José Luis Díez" fue uno de los doce buques que Prieto envío al Cantábrico en septiembre de 1936, cuando en octubre los buques regresaron al Mediterráneo el DZ permaneció en el puerto de Santurce, prácticamente sin realizar ninguna misión. En marzo de 1937 junto con unos bous vascos escoltaba al mercante "Galdames" procedente de Bayona y con destino Bilbao. El convoy es atacado por el crucero "Canarias" al que solo plantan combate los bous vascos, el "José Luis Diez" huye hasta el puerto de Burdeos, donde su comandante sabotea las turbinas y posteriormente deserta junto con cuatro de sus oficiales. La tripulación el buque vuelve a llevarlo a puerto vasco, donde el 31 de mayo de 1937 es incautado por la Marina de Guerra Auxiliar de Esukadi y parte de su tripulación sustituida por hombres de confianza.

El 15 de junio de 1937 con su nuevo comandante el teniente de navío Evaristo López y junto con el destructor "Ciscar" se dirige desde Bilbao a Francia con refugiados, al regreso fondea en el puerto de Santander. Al caer Santander pone rumbo al puerto de Gijón. Cuando Gijón cae se dirige al puerto inglés de Falmouth, lugar donde desertan el comandante, el jefe de máquinas y varios oficiales. Los marinos que quedan a bordo ponen rumbo al puerto francés de El Havre donde proceden a reparar averías. El alférez de navío Juan Castro toma el mando del buque. Una vez reparado recibe ordenes de dirigirse a Cartagena.

Para llegar a Cartagena era necesario romper en solitario el bloqueo naval del Estrecho de Gibraltar. Para aumentar las escasas posibilidades de romper el bloqueo se "disfraza" para hacerse pasar por un destructor de la Royal Navy, muy similares a los españoles de la clase Churruca. Los servicios de espionaje alemanes alertan del intento a la flota sublevada, la cual sitúa en el Estrecho a tres cruceros (entre ellos el "Canarias"), tres destructores y un cañonero que esperan su llegada y lo atacan en bloque sin conseguir hundirlo.

Averiado de importancia logra refugiarse en el puerto de Gibraltar. Después de un fallido intento de volver a Cartagena ya en el mes de diciembre, donde es atacado nuevamente, acaba embarrancando. Los ingleses apresan a la tripulación y los ingresan en prisión, quince días después son transportados hasta Almería. Antes de acabar la guerra, el 25 de marzo de 1939, los ingleses entregan el destructor a los franquistas, siguió operativo hasta 1965.

Torres de proa del crucero Canarias

La tan publicitada experiencia, disciplina, formación para la guerra, etc...que de sus marinos hacían gala los sublevados, contraponiendola con las por ellos calificadas desastrosas tripulaciones republicanas quedó completamente en entredicho. Siete buques sublevados no fueron capaces de hundir a un destructor republicano y además en una zona marítima tan favorable para ello como lo eran las aguas del Estrecho de Gibraltar. Capitanes y tenientes de navío de "gran alcurnia" no pudieron acabar con un simple destructor comandado por un joven alférez de navío. A pesar de la espectacular potencia de fuego de los cruceros sublevados no consiguieron hundir ni apresar al destructor republicano.



Nada más conocerse por la Flota el desenlace del combate y la situación del barco en Gibraltar, se pensó que las autoridades inglesas colaborarían en la reparación de las averías, nada más lejos de lo que realmente sucedió, ya que los ingleses del Peñón le prohibieron la entrada a su Arsenal y además le dieron de plazo menos de un mes para que la tripulación del destructor, por sus propios y exclusivos medios, efectuase las reparaciones necesarias, plazo que en caso de no cumplirse se procedería al embargo del buque.

No obstante el sonoro fracaso la marina sublevada se apresuró a modificar el resultado de tan desigual combate, utilizando sus medios de propaganda atribuyendo al "Canarias" una "victoria" sin hacer mención a que en la operación participaban seis barcos más de su flota:


Estando el destructor reparándose en Gibraltar, Benito Sacaluga, Tte.Coronel Maquinista y Jefe de los Servicios de Inspección de Maquinas de la Flota, publica en La Armada el siguiente artículo:

UN EPISODIO MÁS


Después de más de dos años de guerra, contra los traidores primero y contra los invasores después, vamos perdiendo la capacidad de maravillarnos por la sucesión de hechos heroicos de los ejércitos de mar, tierra y aire cuyos componentes son el alcaloide del heroísmo popular, el desinteresado, ya que nunca puede ser heroísmo el que se paga. Se empezó por el Cuartel de la Montaña, Atarazanas, Madrid, Santa María de la Cabeza, Guadalajara, Jarama, Brunete, Belchite, Teruel, Cabo de Palos, Levante, Paso del Ebro, Extremadura, etc, cada uno de estos episodios sucesivos nos han ido maravillando más, y sin olvidar nunca los anteriores, han ido agrandando nuestra admiración y la extranjera, y eso sin considerar los innumerables episodios aislados y anónimos, que muchas veces son los que facilitan el episodio global que nos ilusiona y nos hace vibrar de entusiasmo. 
El último de esta interminable serie y aunque a primera vista no se le de gran importancia es el paso del José Luis Diez por el Estrecho de Gibraltar. Es menester ser un verdadero ignorante para no suponer lo difícil, casi imposible, que representa para un buque que navega en solitario cruzar dicho estrecho sabiendo que para impedirlo los “competentísimos” marinos nacionalistas e italo-germanos (de algún modo hay que llamarlos) pondrían en juego todas “sus” fuerzas navales, las baterías costeras por ambas bandas del Estrecho, proyectores, bous, lanchas y aviación. 
A toda la dotación le corresponde por igual la gratitud de su pueblo. Al mando militar por su pericia, al político por mantener en unión del primero la moral de todos, los mandos técnicos por mantener los servicios en su mayor eficacia y en general a la dotación completa por su entusiasmo, heroísmo y verdadera ofrenda de sus vidas, pues ninguno de los que salieron con el barco de El Havre desconocía a donde iban ni los peligros a los que se iban a enfrentar. 
No salieron a un combate sino sencillamente a “forzar la entrada en una cárcel para inmediatamente forzar su salida”. Tenían en contra el 99% de las probabilidades, todos lo sabían y sabiéndolo salieron de puerto, entraron el Estrecho y salieron de él. ¿Con averías? Si con algunas averías. ¿Con victimas? Si también hubo victimas. Mayor timbre de gloria. De no haber habido victimas ni sufrir el buque averías de ninguna clase a estas horas estarían entre nosotros, pero ya estarán y pronto. 
No podemos juzgar la magnitud heroica del episodio, la consideramos infinita, como también consideramos en las misma medida el ridículo tan espantoso que han hecho los mercaderes y los compradores de la España invadida y todo ello en las mismas narices de Mister Chamberlain, ridículo que reflejándose en los cristales de sus gafas será visto en el mundo entero. 
Así luchan los marinos del pueblo. Esa es la verdadera España.
No cabe duda de que lo que hizo la tripulación del "José Luis Díez" representó un acto de disciplina y entrega total hacia sus mandos, hacia el Gobierno. Cuando fueron atacados por unas fuerzas tan superiores en número y potencia de fuego bien pudieron pensar en rendir el barco, si lo hubieran hecho a nadie le habría extrañado, menos aún teniendo en cuenta la historia del destructor, pero lejos de rendirse combatieron como pudieron y consiguieron llevarlo a puerto neutral. Ni se hundió, ni pasó a manos fascistas. Cierto es que "gracias" a los ingleses el destructor no pudo ya prestar ningún servicio a la República, pero también es cierto que lo que sucedió el 26 de agosto de 1938 en las aguas del Estrecho fue un retrato fiel de la incapacidad en combate de los marinos sublevados.




Benito Sacaluga




4 comentarios:

  1. Que interesante tema historico sobre la campaña naval en guerra civil española

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  2. Poco que ver con la realidad. Recomiendo leer el informe del jefe de la flota republicana, Gonzalez de Ubieta, que pedia -nada menos- que la destitución de Castro.

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  3. O sea, el destructor no fue hundido, pero tuvo que refugiarse en Gibraltar donde quedó recluido y de donde fue entregado a Franco un año después. Si nos estuvieras contando que antes de dejarse coger la tripulación hundió el barco para que Franco no lo pudiera utilizar todavía estaría viendo un rasgo heroico, pero lo que cuentas es que un grupo de gallinas salieron corriendo y se internaron para salvar el culo. ¿Dónde está el mérito?

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    1. El mérito, Anónimo, es lanzarse contra un enemigo muy superior, con un par, y poder salirse como mejor pudieron y que casi logran, que era llegar a Cartagena. Una acción gallinácea es la que hicieron el Canarias y el Cervera cuando los republicanos hundían el Baleares delante del cabo de Palos, eso si es cagarse por las calicatas...la tripulación del Baleares ahogándose y ala! pa Mallorca... ¿Entiendes ahora, Anónimo, lo que es entablar combate o huir vergonzosamente?

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