lunes, 22 de diciembre de 2014

UN MARINO LEAL A LA REPÚBLICA.




Juan Antonio Castro
Juan Antonio Castro Iizaguirre nace en Tolosa el 26 de junio de 1911. Falleció en Biarritz el 23 de junio de 1994. Estudia el bachiller en el Colegio de los PP Escolapios e impulsado por decidida vocación, ingresa en 1931 en la Academia Naval de San Fernando (Cádiz) donde cursa los estudios correspondientes al Cuerpo General de la Armada, saliendo el año 1936 con el grado de Alférez de Fragata. En la guerra civil hace sus primeras armas en tierra, en la defensa de Tolosa y más tarde en Irún, pasando a continuación a la Base Naval de Cartagena donde se le destina al crucero "Méndez Núñez" de segundo Comandante. En abril de 1937 pasa a Bilbao, tomando el mando del destructor "Ciscar" con el cual hace la campaña del Norte hasta su parcial hundimiento en El Musel, puerto de Gijón.

De allí pasa a Francia por mar y se reúne con su familia en San Juan de Luz, poniéndose inmediatamente a las órdenes del Gobierno de la República, quien le da orden de tomar el mando del destructor "José Luis Díez", que se encuentra en reparación en el puerto francés de El Havre. Durante parte de 1938 se ocupa de la reparación del destructor, al que cambia de tripulación, rodeándose de algunos marinos vascos de confianza.

Con las reparaciones del buque terminadas Castro recibe en El Havre una carta firmada por José Tapia, cartero de Salvador Moreno, segundo Jefe del Estado Mayor de la Armada sublevada, cuyo contenido es el siguiente:
Sr.D. Juan Antonio Castro. Presente. 
Mi querido amigo: De paso rápido por ésta y al objeto de saludarle y cumplimentar un encargo confiado por su padre, Don Luis, le ruego acuda alrededor de las siete de esta tarde al café Guillaume Tell, que está frente al Ayuntamiento. Esperando acuda y hasta entonces, reciba un abrazo de su buen amigo.
El comandante Castro acudió al café, donde le presentaron a las personas que le entregaron otra carta, firmada por Salvador Moreno, un traidor a la República, alentándole a desertar, junto con instrucciones para llevar a cabo la traición, documentos que reproduzco a continuación avisando ahora de que su lectura revolverá el estomago, no solo el de las victimas de la Armada Republicana y sus familiares si no también el de cualquier republicano español.
Cuartel General del Generalísimo: El contralmirante segundo jefe del Estado Mayor de la Armada.- Burgos.27 de julio, II Año Triunfal.-
Sr.D. Juan Antonio Castro Izaguirre.
Mi querido amigo: Quisiera añadir y “compañero”, recordando al guardia marina del “Elcano”, revoltoso y desaplicado, pero noblote y caballero, que estoy cierto tiembla de emoción y de dolor al recordar sus años de convivencia con aquel grupo de valientes cuya memoria es hoy orgullo de todos y muy en particular de quien tuvo el honor de orientarlos en los primeros pasos dentro de la Corporación, pero comprenderá usted que mientras subsista entre los dos el abismo que en la actualidad nos separa, me veo obligado, ya sea con verdadero dolor, un vocablo que implica comunidad de sentimientos e ideales, por lo menos en cuanto se refiere a los de carácter tan sagrado como los de la Patria y Marina. ¿Se prestará un momento a escuchar a su comandante de ayer? No olvide usted que entre mis muchos defectos, nadie podrá encontrar la hipocresía, así como que entre mis escasas virtudes ocupa el primer lugar la de dejarme llevar más por el corazón que por el cerebro; pues bien, óigame. 
Doy por hecho que si pasó usted por momentos de confusión que le impidieron descubrir bien acerca de cual era su deber como oficial de marina español, hoy está arrepentido y ansioso de lavar su falta. Aprecio su situación y quisiera ayudarle a salir de ella anticipándole que no me guía otro móvil que el afecto que le conservo y la conciencia que tengo de su hombría de bien. No se deje arrollar por el recuerdo del pasado; está a tiempo de salvar su honorabilidad y de encontrar la paz para su conciencia. Traicionó usted a España, es cierto; pero España le perdonará si sabe usted mostrarse digno de ella. ¿Qué hacer? Muy sencillo. Es usted valiente y decidido; manda un barco que, siendo nuestro arbola un pabellón que cobija a los más cobardes y a los más canallas… a los más vulgares asesinos. Devuélvanoslo, y si no puede, estréllelo, húndalo, todo antes que entregar nuevas armas a los que intentan destruir España y vender sus pedazos al extranjero. 
Si es preciso morir en la empresa, no lo dude un momento; alcanzará usted el mayor honor y la mayor gloria; yo cuidaré de reivindicar su nombre y de hacerlo figurar en el cuadro de los valientes, al lado de los Granullaque, Varela, Revuelta, Tapia…y Dios, que está visiblemente a nuestro lado, le perdonará. No es usted peor que los demás, ¿por qué manchar su apellido para siempre? Mañana, es decir, muy pronto será tarde; no puede ignorarlo, como tampoco que cuanto le digo envuelva una cuestión de honor exento de todo egoísmo. El barco, al fin y al cabo, caerá; pero usted…usted no debe caer como no sea dando la vida a España. Piénselo, medite bien su plan y proceda. No le faltarán facilidades, como tampoco ha de faltarle valor. La entrega del barco representará su rehabilitación absoluta; yo se lo garantizo; continuar en él después de este aviso es su perdición cierta, irremediable. Se lo piden a usted los 300 jefes y oficiales de marina que prefirieron morir oscuramente antes de faltar a su deber. 
Espero sus noticias o sus hechos, seguro que responderá en todo a su reconocida caballerosidad. ¿Todo por España!  ¡Franco! ¡Franco! ¡Franco! ¡Que Dios le ilumine y le proteja permitiéndole volver a merecer el afecto de la Corporación y muy en particular el de su amigo y ex comandante! 
Salvador Moreno.
Acompañan a la carta las siguientes instrucciones:
Estado Mayor de Marina. Segunda Sección.
Instrucciones para la posible entrega del “José Luis Diez”.
Dos posiciones hay que tener en cuenta: 
Primera: Que el comandante del barco pueda hacerse con la mayor parte de la dotación. Segunda: Que sea una pequeña minoría la de aquellos que quieran entregar el barco. 
En el primer caso debe entrar en un puerto de la Costa Cantábrica, señalando previamente cual es el elegido, para prevenir a las autoridades de marina y baterías de costa. En el segundo, la entrega debe hacerse en la mar a un crucero nacional que saldrá a su encuentro.  
La manera de proceder por parte de los adictos a nuestra causa será la siguiente: al verificarse el encuentro, el crucero nacional irá por el “José Luis Diez” con su artillería dispuesta para hacer fuego. El “José Luis Diez”, tratará de huir, pero en las máquinas debe producirse una avería que lleve consigo una gran perdida de vacío en el condensador, lo que hará caer gradualmente la velocidad. De esta manera el crucero alcanzará al destructor y en ese momento los elementos adictos deben producir una desmoralización de la dotación del  mismo, haciéndoles ver que no hay posibilidad de salvación y que como único remedio ,para evitar males mayores el buque debe rendirse izando bandera blanca. Una vez hecho esto, si el tiempo lo permite, deberán dirigirse a bordo del crucero los botes del destructor con la dotación del mismo, quedando solamente en él los elementos adictos y los que el comandante del barco considere indispensables para la seguridad del mismo, en tanto no le llegue del crucero la dotación que marine el destructor para continuar viaje. Si el tiempo no lo permite, los elementos adictos pondrán a buen recaudo a los individuos más peligrosos y seguirán las indicaciones del crucero para tomar el puerto que éste designe 
El encuentro será dese luego en el Atlántico, no pudiendo fijar punto exacto porque ello dependerá de la rapidez con que se nos comunique la salida. En todo caso, si el comandante del barco nos indica el punto de reunión con tiempo suficiente se acudirá a él, pero esto lo consideramos muy difícil, pues creemos que el comandante no podrá facilitar este dato con la suficiente anticipación. Si existe la posibilidad de hacer señales por radio durante la navegación, que nos diga cuales serán éstas y la longitud de la onda en que serán emitidas.
Burgos, 27 de julio de 1938.
El comandante Castro no traicionó a la República. Del mando de la Flota Republicana recibió órdenes de dirigirse desde El Havre a la Base Naval de Cartagena. Para llegar a Cartagena era necesario romper en solitario el bloqueo naval del Estrecho de Gibraltar. Para aumentar las escasas posibilidades de romper el bloqueo se "disfraza" para hacerse pasar por un destructor de la Royal Navy, muy similares a los españoles de la clase Churruca. Los servicios de espionaje alemanes alertan del intento a la flota sublevada, la cual sitúa en el Estrecho a tres cruceros fascistas (entre ellos el “Canarias”), tres destructores y un cañonero que esperan su llegada y lo atacan en bloque, pero a pesar de la espectacular potencia de fuego de los tres cruceros sublevados no consiguieron hundir ni apresar al destructor republicano. Averiado de importancia logra refugiarse en el puerto de Gibraltar.




Nada más conocerse por la Flota Republicana el desenlace del combate y la situación del barco en Gibraltar se pensó que las autoridades inglesas colaborarían en la reparación de las averías, nada más lejos de lo que realmente sucedió ya que los ingleses del Peñón le prohibieron la entrada a su Arsenal y además le dieron de plazo menos de un mes para que la tripulación del destructor, por sus propios y exclusivos medios, efectuase las reparaciones necesarias, plazo que de no cumplirse se procedería al embargo del buque.

Después de un fallido intento de volver a Cartagena ya en el mes de diciembre, es atacado nuevamente y acaba embarrancando. Los ingleses apresan a la tripulación y los ingresan en prisión, quince días después son transportados hasta Almería. Antes de acabar la guerra, el 25 de marzo de 1939, los ingleses entregan el destructor a los franquistas, siguió operativo hasta 1965.

El comandante Castro consigue llegar a Cartagena y de allí a Barcelona y a Francia, terminando la guerra civil poco después. Comenzada la segunda guerra mundial, es internado con otros muchos refugiados españoles en el campo de concentración de Gurs, de donde consigue escapar ante la proximidad de las tropas alemanas, embarcando en San Juan de Luz en un langostero, al que conduce hasta las costas de Irlanda junto con otros exiliados vascos. 

Antes de terminar el año 1940, se presenta a las fuerzas francesas libres del General de Gaulle, haciendo la guerra en aguas del Pacífico de segundo comandante del crucero francés "Triomphant". Terminado el conflicto y adquirida la nacionalidad francesa, contrae matrimonio con Simone Larrodé y ostenta diversos mandos dentro de la marina francesa. 

Como ya he dicho y repetido hasta la saciedad, con marinos como  Juan Antonio Castro en la Armada la sublevación franquista habría tardado pocas semanas en fracasar. El problema fue que España era una República con Marina monárquica.


Benito Sacaluga.


Fuente de las cartas e instrucciones: La Escuadra la mandan los Cabos. Apéndice 16. M.D.Benavides. 





sábado, 20 de diciembre de 2014

EN MANOS DE QUIEN ESTA LA FLOTA




Bou "Nabarra" con la pieza de 101,6 mm montada en la proa
El uno de octubre de 1936 se aprueba por las Cortes Republicanas el Estatuto de Autonomía del País Vasco y se crea la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi, al mando de Joaquín de Eguía y Unzueta (Capitán de la Marina Mercante y Subinspector Local de Servicios Marinos), sus unidades son seis bacaladeros de altura (Bous) requisados a los que se les dotó de cañones de 101,6 mm cedidos por el acorazado Jaime I. En esos momentos la práctica totalidad de la Flota estaba en el Norte, una vez que se pierde el control del Estrecho de Gibraltar la Flota regresa al Mediterráneo permaneciendo en aguas del Cantábrico los destructores “Ciscar” y “José Luis Diez” junto a los submarinos “C-2”, C-4” y “C-6”. El Ministro de Marina, Indalecio Prieto, cursa un telegrama desde Valencia previniendo de posibles ataques de buques de guerra alemanes e italianos los cuales actuarían contraviniendo el Pacto de No Intervención.  El Jefe de las Fuerzas Navales del Cantábrico convoca una reunión entre los comandantes de los buques republicanos citados, el Comisario Político de las Fuerzas Navales y los Comisarios de los buques. Transcribo a continuación el contenido literal del Acta levantada sobre el contenido de la reunión:



INFORME SOBRE LA REUNIÓN CONVOCADA EN FUERZAS NAVALES DEL CANTÁBRICO  A LOS COMANDANTES Y DELEGADOS POLÍTICOS DEL  LA FLOTA REPUBLICANA, CELEBRADA EN SANTANDER EL 23 DE JUNIO DE 1937, SEGÚN REDACCIÓN DEL COMISARIO POLÍTICO DEL DESTRUCTOR “CISCAR"
El día 23 del corriente por la tarde y bajo la presidencia del Jefe de las Fuerzas Navales estando presente el Sr. Jefe del E.M. y el Comisario Político de las Fuerzas Navales en el Norte, se reunieron los Comandantes y Delegados Políticos de los destructores “Ciscar”, “José Luis Diez”  y de los submarinos “C-2”, “C-4” y “C-6”
El Jefe de las Fuerzas Navales explica a los reunidos el motivo de la reunión diciendo que obedece a haberse recibido un telegrama del Ministro desde Valencia en el cual hace saber el temor existente sobre un posible ataque de buques de guerra alemanes e italianos (sin indicar lugar) ordenando que se tomen las debidas precauciones y para ello ruega a los reunidos expongan sus puntos de vista. 
Hace uso de la palabra el comandante del “C-2” que se expresa en el sentido de que para evitar los lamentables sucesos ocurridos en Bilbao nos hace falta conocer la situación exacta, como es la defensa artillera de la costa, la situación de los frentes y la información completa de la costa, cuyas informaciones deberían enviarse diariamente a todos los buques. 
El Jefe de las Fuerzas Navales hace saber que hace bastantes días se pidió al E.M. del Ejército informe sobre la artillería de la costa y aún no ha respondido, por lo cual y en compañía de cualquiera de los reunidos se trasladaría inmediatamente al E.M. del Ejército para enterarse de ello. En lo que se refiere a la información de la costa dice que cada media hora y por medio de estaciones costeras se anuncia la situación de los piratas haciendo saber que si tarda algún tiempo desde una comunicación a otra es debido a que no varia la situación. 
Interviene el Comisario Político diciendo que cree que se ha variado el tema de la discusión pues a su entender lo que hace falta es tener clara una manera de proceder en caso de un posible ataque.
El comandante del “Ciscar” dice que él entiende que en cuanto se acuse la presencia de buques alemanes o italianos se debe perder contacto con ellos y en caso de ser atacados repeler la agresión. 
Pregunta el Comisario Político si eso sería dentro de las tres millas a lo cual todos responden que en todas las aguas.  De nuevo pregunta el Comisario Político si no sería conveniente  hacer una llamada telegráfica a los buques de guerra del Control, respondiéndole el comandante y el Delegado Político del “Ciscar” que siendo esta la primera medida a tomar no se debe esperar en replicar a los ataques pues mientras acuden los buques del Control puede ser hundido el buque atacado, quedando todos conformes con ello. 
En cuanto a la defensa toma de nuevo la palabra el Comandante del “C-2” para decir que siendo Santander el puerto que tiene más garantía en el Norte, se debían reunir lo ante posible todos los buques de guerra, incluidos el torpedero “T-3” y los Bous para poder disponer de más elementos en caso de una agresión, sumándose a esta manifestación el Delegado Político del “José Luis Diez”. 
El Comandante del “José Luis Diez” dice que el entiende que siendo por el momento en el Norte el pirata “Cervera” el único enemigo, ya que a los otros se les puede enfrentar, debía permanecer un destructor en Gijón al objeto de que ande más vigilante recorriendo toda la costa. El Jefe de las Fuerzas Navales dice que eso no puede ser ya que en Gijón no hay petróleo por lo cual tiene que venir por fuerza a Santander y aunque aquí por el momento solamente hay un stock de 390 toneladas se podría repartir a ambos destructores, quedando todos conformes en esto. 
Hace uso de la palabra el Delegado Político del “Ciscar” para decir que en lo que se refiere a los Bous se debía proceder a desartillarlos y con los cuatro cañones de estos aumentar la artillería de la costa, ya que entiende que la efectividad de los Bous no contando con la defensa que se les pueda hacer desde la costa, pues no podrían salir más de cinco millas y aún estando dentro de esas cinco millas serian barridos por cualquier pirata debido a la superioridad artillera de estos. A esta manifestación se une el Comandante del “Ciscar” alegando que los Bous tendrían alguna eficacia si se contara con baterías de costa como en Punta Galea y Lucero, pero aquí no tienen ninguna eficacia, opinando que la artillería de los Bous se debería emplazar en la costa para llegado el momento poder refugiarse a su amparo, quedando todos conformes en que una vez estudiada la batería que existe actualmente en la costa se procederá o no a desartillarlos. 
Insiste el Comandante del “C-2” en que los Bous se deben dotar de cargas de profundidad y un cañón pequeño contra submarinos a lo que el Comandante del “Ciscar” pregunta si tendrían alguna efectividad las cargas sin lanza-cargas, a lo que el Comandante del “C-2” contesta diciendo que los Bous piratas tienen solamente un tobo a popa por donde arrojan las cargas. De nuevo el Comandante del “Ciscar” dice que debido al poco andar de los Bous las cargas no serían efectivas. 
Toma la palabra el Delegado Político del “Ciscar” y dice que el Gobierno Vasco estaba estudiando la manera de dotar a los Bous de cargas de profundidad con sus correspondientes lanzaderas, quedando por fin sin aclarar el asunto concerniente a los Bous. 
El Comandante del “Ciscar” para decir que él por su parte entiende que acusando la presencia de un submarino se debe proceder a hundirle inmediatamente y tras varias aclaraciones se quedan todos conformes con este criterio. 
Valiéndose de un intérprete hace uso de la palabra el Comandante del “C-6”, quien hace sus observaciones, respondiéndole estar conformes en todo. 
Y por fin, preguntando la situación actual de los buques a los Comandantes respectivos por el Jefe de las Fuerzas Navales damos por terminada la reunión, quedando todos en reunirnos con más frecuencia para cambiar impresiones. 
Santander a 23 de junio de 1937.

Resulta desalentadora la lectura del acta de la reunión, como toda medida se adopta la decisión de defenderse si algún submarino alemán o italiano ataca unidades republicanas o es avistado dentro de nuestras aguas territoriales, solo faltaría que los buques republicanos mirasen para otro lado o que rehusaran el combate, aunque a decir verdad esto pasó con demasiada frecuencia. Ninguna estrategia, ningún plan especial de observación, vigilancia o espionaje. Resulta incomprensible que los buques no tuvieran conocimiento exacto de la situación y estado de las baterías costeras y de los frentes; la pasividad del Jefe del E.M. aduciendo que ha pedido el informe hace días pero que no lo ha recibido resulta a todas luces intolerable. Permitir que las informaciones de las emisoras costeras no se produzcan exactamente en los intervalos acordados alegando que si no hay trasmisión no hay variación de la situación es poner en alto riesgo a los buques, muchos pueden ser los motivos por los que las emisiones no se llegasen a  realizar en los tiempos fijados: abandono del servicio, averías en el transmisor, deserción o muerte del operador,etc...sin embargo esta barbaridad se toleraba y más aún se aceptaba como normal.

El intento en desarmar los Bous es otra incongruencia. Si bien estos barcos (bacaladeros artillados) no eran buques de guerra cumplieron excelentemente con su cometido gracias a la pericia marinera y la valentía de sus tripulaciones, hasta tal punto que tuvieron el coraje de enfrentarse al crucero "Canarias", una gesta épica de los marinos vascos que se dio en llamar la Batalla de Cabo Machichaco. El "Canarias", que se encontraba navegando a la altura de Bilbao a la espera para atacar y apoderarse del mercante Mar Cantábrico, procedente de Nueva York con un importante cargamento de material de guerra para la República, recibió el cuatro de marzo la orden de capturar al mercante Galdames, en ruta a Bilbao desde el puerto francés de Bayona con un cargamento de moneda, iba escoltado por el "José Luis Díez"  y por los Bous de la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi:  "Gipuzkoa", "Nabarra", "Bizkaia", "Pantzeska", "Joseba Mikel"y "Donostia". En la batalla uno de los bous, el Nabarra se enfrenta al Canarias y es hundido después de tres horas de combate, el mercante Galdames apresado y conducido por el Canarias hasta Pasajes. La tripulación y pasajeros del Galdames fueron condenados a prisión e incluso algunos fueron fusilados. Una batalla en la que no intervinieron ni los submarinos republicanos "C-2" y "C-5" ni el torpedero "T-3" allí destacados. Tampoco combatió el destructor "José Luis Diez", que escoltaba al mercante, su comandante el alférez de navío Carlos Moya, alegando una avería en las máquinas, huyó dirigiendo el buque al puerto de Burdeos, una vez allí procedió a sabotear las turbinas del destructor para después desertar junto con varios oficiales del buque.

Más que una reunión entre mandos de unas fuerzas navales y comisarios políticos para tratar un tema tan importante como la posibilidad de ataques sorpresa por parte de buques de guerra ajenos al conflicto, parece una reunión entre miembros de una comunidad de vecinos para decidir sobre la reparación del ascensor. La desafección republicana de los mandos y oficiales de la Flota quedaba otra vez más patente. Mientras tanto los leales combatían y morían en sus puestos, luchando contra dos enemigos: contra los buques fascistas y contra los mandos y oficiales traidores infiltrados a cientos en el seno de la Flota Republicana, el Estado Mayor y el propio Ministerio de Marina.

Desconozco si el acta de la reunión llegó a las manos de Prieto y si fue así que es lo que pensó, ya que hacer no hizo nada. Si hubiese llegado a las mías mi decisión hubiese sido destituir fulminantemente a todos y cada uno de los asistentes a la reunión aunque dada la falta de oficiales tuviese que haberlos reemplazado por Cabos.

Benito Sacaluga

sábado, 13 de diciembre de 2014

LA ZORRA Y LAS UVAS






Como ya se ha puesto de manifiesto en multitud de ocasiones, la Flota Republicana adolecía de Mandos y Oficiales. Muchos de los que estaban en el escalafón en 1936 se posicionaron del lado de los sublevados y otros, muchos también, que permanecieron en el lado gubernamental dedicaron su esfuerzo a la traición, el colaboracionismo con el enemigo y el sabotaje. A causa de esta situación se hizo necesario que muchos oficiales de baja graduación leales a la causa republicana asumieran el mando de los buques de la Flota.

A la vista de la situación descrita anteriormente la propaganda franquista puso su empeño en tratar de ridiculizar a los marinos republicanos, a los adscritos al Cuerpo General por su falta de experiencia y al resto de Cuerpos y Marinería por una supuesta continua falta de disciplina y respeto a los Mandos.




A mediados de 1938 el Tte.Col. de Máquinas y Jefe de los Servicios de Inspección de Máquinas de la Flota, Benito Sacaluga, sale al paso de la propaganda fascista publicando en el semanario "La Armada" el siguiente artículo:

LA ZORRA Y LAS UVAS

Repetidas veces y por diversos motivos, ha dicho y escrito el Comisario General de la Flota que únicamente cuando se termine la guerra se podrán saber los múltiples y variadisimos servicios prestados por ésta a la causa del pueblo.
La Flota Republicana fue, y seguirá siendo cada vez más,, una verdadera pesadilla para el Traidor, los traidores y demás compinches “nacionales” y extranjeros. Una buena prueba de ello es la constante “distinción” que le hacen por medio de su prensa y emisoras de radio. Casi diariamente le dedican por uno u otro medio, o por ambos, sus descalificaciones, lo que es debido a que casi diariamente también les da motivo para ello. 
Como les ocurre a todos los despechados les sucede a estos que nos insultan, esto es le quitan mérito a la actuación del adversario, a un adversario que les pega en cada ocasión que se le presenta, y sin proponérselo ponen de manifiesto nuestros propios méritos. Una de las ofensas que más prodigan es en todo aquello referente a los mandos militares de los buques republicanos. Dichos mandos, según ellos, son incapaces por estar desempeñados por individuos sin experiencia, por guardiamarinas, por Alféreces de Navío, por Tenientes de Navío cuando más.
La incapacidad de nuestros Mandos, tanto de los buques como de la Flota y Flotillas no podemos juzgarla teóricamente, pero práctica y positivamente no es que la juzguemos, es que la vemos, la sentimos y la vivimos. Así es, cuando los que hemos encanecido en los barcos que navegan comparamos ahora la manera tan segura y rápida como los manejan los “Guardiamarinas” de la República y como los manejaban aquellos graves carcamales “curtidos en su profesión” cuyo miedo e inseguridad culminó en aquel célebre “Paco, poco a poco”, nos damos perfecta cuenta de todo lo que la República puede esperar de su Flota, comprendiendo también las causas que motivan las series de fracasos que la “Escuadra Nacional” está cosechando continuamente.
Guárdense pues los traidores a sus laureados Mandos formados en aquella Escuela Superior de Guerra Naval situada en el centro del enfurecido océano del Prado madrileño, cuya competencia y pericia han puesto de manifiesto en cuantas ocasiones se les han presentado, y no se lamente de nuestros “incapaces” Mandos. Déjenlos seguir haciendo “incapacidades” y tengan muy presente que las que esperamos que sigan haciendo van a oscurecer a las anteriores a pesar de ser todas tan brillantes. Y vosotros, competitísimos estrategas navales, seguid haciendo vuestra campaña y navegaciones como siempre desde tierra; pero no olvidar que el más modesto de nuestros Mandos ha navegado y practicado la autentica guerra naval en estos dos años de lucha mucho más que hayan podido navegar y practicar todos esos “vices” y ”contra” que tanto navegaron, según sus hojas de servicio, por todos los mares de Europa, Asía, África, América y Oceanía. En cuanto al flamante jefe de la "Escuadra Nacional" le auguramos que muy pronto se verá obligado a telegrafiar a Puerto Real, si puede, lo siguiente: “Pascualito y yo buenos”.




Benito Sacaluga

jueves, 13 de noviembre de 2014

CARTAGENA Y LA FALANGE




Escuelas Graduadas C/ Gisbert. Cartagena
Cartagena, la que fue el último bastión republicano, Base de la Flota Republicana, inexpugnable por mar gracias a sus potentes baterías de costa, cae en manos rebeldes en marzo de 1939. Días después Franco emite su último parte de guerra y  da comienzo en España una dictadura que se prolongaría hasta después de su muerte en 1975. 

Cuando Cartagena fue oficialmente ocupada, ya estaba organizada la maquinaria jurídica franquista para controlar la situación: a los tres juzgados militares permanentes que se ubicaron en las Escuelas Graduadas de la calle Gisbert se sumaron los establecidos por la autoridades de Marina, que además de un Consejo de Guerra Permanente, llegaron a dar vida a 57 juzgados instructores a las tres semanas de la ocupación.

Nada más que las tropas franquistas ocuparon la Base Naval, los cuarteles, las baterías costeras, la ciudad plena… dio comienzo una represión que alcanzó a todas las capas de la sociedad cartagenera y que se prolongaría con toda crudeza hasta 1945. La Falange, ya había puesto sus pies en Cartagena en 1933, aunque de forma meramente testimonial, estableciendo en 1935 su “cuartel” en el callejón de Bretau y colaborando en las elecciones generales de 1936 con arreglo a las consignas recibidas de protección y vigilancia. Después del triunfo electoral del Frente Popular las acciones de Falange se centraron principalmente en la provocación y la obstrucción contrarrevolucionaria. Meses más tarde sirvieron de enlace con elementos militares para la preparación de la rebelión militar del 18 de julio de 1936.

Inmediatamente al fin de la guerra Falange comienza a hacer uso del poder que Franco les otorga y dan comienzo a la difusión de su credo y de su himno. El mismo 30 de marzo de 1939, requerirán el concurso de la mujer cartagenera para constituir una Sección Femenina que acabó siendo presidida por Amelia Portela. El 10 de abril, previa reunión de un corto número de estudiantes, procederían a la reorganización del SEU (1) y, 72 horas más tarde, llamarán a un no menos precipitado alistamiento en las organizaciones juveniles. En este sentido se dio uno de los casos más descalificadores de afiliación: El encuadramiento forzoso de todos los niños asilados en la casa de la Misericordia. Gómez Meroño, el promotor de la idea, correría al efecto con todos los gastos de uniforme e insignias. También en un tiempo récord abrieron las inscripciones para la CNS, por entonces domiciliada en la calle Muralla del Mar. Si bien, de momento, tan solo era obligatoria para los afiliados a FET y de las JONS, finalmente la directiva de la extinta Renovación Española (2) citó a sus antiguos militantes para su ingreso inmediato en la Falange.

La respuesta obtenida no tardó en desbordar los cauces oficiales: 
se recuerda –señalará cierta nota oficial – que está prohibido a los particulares y al comercio la venta de camisas azules y boinas rojas que solo podrán facilitarse por la intendencia de FET y de las JONS. La Jefatura Provincial recuerda la orden dada por ella referente al suso del uniforme que está prohibido usarlo a todo aquel que no vaya acompañado del carnet de la organización…” 
Con todo, la abultada presencia de elementos uniformados no debió disminuir de forma ostensible. Meses más tarde la Jefatura Local de la Falange volvería de nuevo sobre este punto: 
“Si en los primeros tiempos de la liberación de esta ciudad, pudo tolerarse el uso de nuestra camisa azul, por quienes no perteneciendo a nuestro Movimiento, querían con ello demostrar el entusiasmo con que se adherían a nuestra causa, es llegado el momento de que esta tolerancia acabe. Por lo tanto queda absolutamente prohibido el uso de cualquier distintivo de nuestra organización a toda persona ajena a la misma, en el bien entendido de que se procederá judicialmente contra quien contravenga esta orden…”. 
Del mismo modo, se consideró necesario restringir el uso diario del uniforme de los propios afiliados. Este privilegio quedaría reservado para las jerarquías, los que se encontrasen de servicio y los que tuviesen que presentarse a los superiores. Los demás solo podrían lucirlo en los actos públicos del partido.

Junto con la exhibición de tan particulares prendas, Falange también contribuiría a la militarización de la vida ciudadana con la serie de misiones que le fueron encomendadas. Entre aquellas se destacaba un servicio de vigilancia en la calle, función atribuida desde los primeros momentos a sus milicias, mandadas a la sazón por el comandante Camilo González y el capitán de Intendencia de Marina Luis Ciga.  Esta situación tan solo se alivió algún tanto cuando, a comienzos de agosto de 1939, se les obligó a entregar las armas. Con ello, se recualificaban como vanguardia defensiva de los intereses de la clase burguesa, no obstante sus cada vez menos frecuentes desfogues teóricos: 
“…Muchos dicen: Ya están aquí los míos, porque ellos siempre fueron de derechas y se creen que en esta guerra han triunfado las derechas. Con esta presunción se creen con derecho a despedir injustamente a sus obreros, a elevar los alquileres de las casas, a seguir negociando suciamente y ruinmente. ¡Que engañados están los que así hablan y obran! ¿No se han dado cuenta todavía de que la sangre de la juventud no se derramó para que ellos vuelvan a sus antiguas rapacidades?... 
Finalmente, en este proceso tendente a transformar la ciudad en un campamento militar, también es preciso tener en cuenta un hecho hasta ahora poco conocido. Llegada la liberación se procedió al armamento de la población civil. Dependiente del Cuerpo General de Policía, se proveyó a determinados individuos de cierto documento para la práctica de servicios especiales. Este cuerpo de somatenes estuvo en vigor hasta mediados de 1941, cuando se decretó su disolución.

Toda esta dinámica acabó por reflejarse en la vida cotidiana de la localidad. Los cartageneros pudieron asistir, entre atónitos y estoicos, al nacimiento de toda una nueva rotulación inequívoca. Desde la cafetería Germanía al cinema Alcázar, pasando por la academia Amanecer. Por cierto que en este último centro impartiría clases María Cegarra Salcedo. Del mismo modo, los anuncios comerciales aparecidos por entonces en las páginas de los diarios locales ofrecían una composición harto sintomática: 
“J.Segura. Comisionista de Aduanas-Consignatario. Cartagena. Saluda emocionado a sus clientes y al comercio de Cartagena, liberados por la Victoria del Caudillo con el triunfo del Glorioso Ejército Nacional ¡Arriba España!! ¡Viva Franco!"

El siguiente paso fue el restablecimiento de las funciones religiosas católicas. En 1943 la cartagenera Cofradía California nombra hermano mayor de honor al general Franco.



Benito Sacaluga.


Fuente: Extractado de "La represión franquista en Cartagena (1939-1945). Autor Pedro María Egea Bruno. Depósito Legal: MU-1994-2010. Editado por Memoria Histórica de Cartagena.




(1) Sindicato Español Universitario (SEU) es una organización sindical estudiantil de carácter corporativista, similar a las vinculadas a los partidos fascistas en Italia y Rumania, creado durante la Segunda República Española por Falange impulsada por su líder, José Antonio Primo de Rivera, proclamando desde un primer momento su carácter violento, nace con el objetivo de "aplastar" a la entonces mayoritaria Federación Universitaria Escolar (FUE) e introducir la propaganda de Falange en la Universidad.

(2) Partido politico español de ideología monárquica y de derechas vinculado a Falange desde 1933. Ligado con la asociación derechista Unión Militar Española (UME), jugó un importante papel en la planificación del Golpe de Estado que llevaría a la Guerra Civil. Fueron diputados en las Cortes sus militantes  José Calvo Sotelo, Ramiro de Maeztu, Antonio Goicoechea, el Conde de Vallellano, Francisco Roa de la Vega y Andrés Rebuelta Melgarejo. Desapareció tras la aprobación del decreto de Unificación y la formación de Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y de las JONS)




martes, 4 de noviembre de 2014

EL FUNDADOR DE LA DINASTÍA DE LOS CERVERA



(1) Pascual Cervera y Topete era hijo de un comerciante en vinos y de una hermana del liberal almirante Topete. Entró muy joven en la escuela naval y pronto obtuvo, con el favor de su tío, destinos de los llamados de canongía, como el de agregado a la Legación española en Washington, del que ni España ni él sacaron provecho de las posibilidades navales de los Estados Unidos. A D.Pascual se le encuentra después cooperando al bloqueo de los puertos de Cuba, durante la primera guerra de liberación de los cubanos, lo que tampoco le condujo al conocimiento de los mismos. Más adelante, la confianza que inspiraba como sobrino de Topete le atalayaron a la Ayundantía Mayor del Arsenal de La carraca, en donde,durante el cantón gaditano, realizó el salvamento de las monjas de un convento del Puerto de Santa María a las que nadie pretendió molestar. Este "acto heroico" le valió el sincero afecto de la Iglesia y muy excepcionalmente de los jesuitas, a cya orden acabó por pertenecer como jesuita de traje corto.

A D.Pascual parece como si le salieran alas en los pies; si como Cervera podía ser todo lo "carcunda" que quisiera, como Topete estaba garantizado en el mundo avanzado español, y unido eso a sus aptitudes para la hipocresía y el disimulo, será fácil comprender cuán acertados anduvieron la Monarquía y sus gobiernos al hacer tan excelente adquisición y encomendarle la empeñosa tarea de preparar nuestra marina con vistas a la guerra con Estados Unidos.

Con esa finalidad y como comandante del acorazado "Pelayo", se trasladó a Francia e inspeccionó las obras que se hicieron en el buque para mejorarlo. Inspeccionó asimismo en el Nervión la construcción de los acorazados "Vizcaya", "Oquendo" e "Infanta María Teresa". Todo lo cual no obsta para que no tuviese la más ligera idea del valor combativo de esos buques, pues no queremos sacar la criminal consecuencia de que conocía sus defectos mientras se construían y no los señaló. Más bien parece que se enteró después.

En 1981, D.Pascual presidió la comisión enviada a Londres y que participó en la Conferencia Naval Europea. Fue ministro de Marina con Sagasta, que le creía liberal, y ayudante de la Reina Regente, que lo sabía jesuita.

La Marina de su tiempo se debe en buena parte a él. Ningún otro marino reunía en su hoja de servicios una colección de cargos  tan brillantes y bien remunerados. No se coció ningún guiso en la Marina en el transcurso de muchos años sin que lo condimentara Cervera a la mayor gloria de Dios y de la Compañía de Jesús, que para eso estaba y para poblarla de hijos, sobrinos y allegados en los que Franco encontraría apasionados colaboradores y España la bichería venenosa que precipitó la intoxicación de Cuerpo General.

Al ascender a D.Pascual a contralmirante, y ante la eventualidad de la guerra se le concedió el mando de la escuadra, con el objeto bien determinado de que la organizase y preparase para la guerra.

(1) Extractado de "La escuadra la mandan los Cabos". M.D.Benavides.Edicios do Castro. Pgs: 196 y 197.


Finalmente Cervera estuvo al mando de la Escuadra que debía combatir con la Armada estadounidense en aguas cubanas. El resultado no pudo ser peor y la actitud de Cervera tampoco. Sobre este enfrentamiento de la Armada Española y la U.S.Navy pueden encontrar información y opiniones en los siguientes enlaces:

LA ARMADA ESPAÑOLA CONTRA LA U.S. NAVY (1)

LA ARMADA ESPAÑOLA CONTRA LA U.S NAVY (2)


Benito Sacaluga

sábado, 1 de noviembre de 2014

LA FLOTA REPUBLICANA SEGÚN DIEGO ABAD DE SANTILLÁN






La mayor parte de la escuadra quedo en poder del Gobierno de la República, no ciertamente por obra de ese gobierno, sino de la marinería. Existía ya en la marina, en cada barco, un pequeño núcleo clandestino, que enlazaba, con los núcleos de los otros barcos, constituyendo un Consejo central con sede en el crucero "Libertad". Esos núcleos eran compuestos por cinco o diez cabos de mar y marineros, socialistas y anarquistas, sobre todo, cada cual en relación con sus respectivas organizaciones nacionales.

Ya el 12 de julio se previno a esos grupos clandestinos sobre un probable levantamiento militar para el 20 del mismo mes. Esa noticia motivó, una reunión de grupos el día 13 en El Ferrol, con la asistencia de representaciones del "Libertad", "Cervantes", "Cervera", "España", "Velasco", Arsenal y Escuelas de marinería. Los acuerdos fueron comunicados al "Jaime I", que se encontraba en Santander, y a la flotilla de destructores que había en Cartagena.

Estalló el 17 de julio la rebelión en Marruecos y, el Gobierno de la República, sin tener informe alguno sobre la actitud de la escuadra, hizo salir de El Ferrol dos cruceros hacia el Sur. Los barcos no se perdieron porque la marinería estaba al corriente de lo que iba a pasar y se apoderó de los cruceros deteniendo a su oficialidad comprometida, órdenes que habían recibido por radio, siempre al margen del Gobierno, por iniciativa del radiotelegrafista Balboa. Con las unidades de la escuadra que había en El Ferrol, esa base pertenecía a la causa antifascista, pero al salir los dos cruceros hacia el Sur, las dotaciones del "Cervera" y del "España" quedaron indefensas. Del Arsenal salió una compañía a la calle al mando del maestre Manso; pero El Ferrol era una plaza fuerte con 8 regimientos de guarnición, y el "Cervera" y el "España" no pudieron hacer uso de su artillería por encontrarse el primero en dique seco, y el segundo por carecer de munición. El "Canarias" y el "Baleares", que estaban a punto de ser terminados, quedaron también allí. Esa gran base naval pasó a manos de los rebeldes.

Como quiera que sea, la marinería salvó una buena parte de la escuadra, quedando en posesión de un acorazado, el "Jaime I", tres cruceros, 10 destructores, 12 submarinos (6 tipo B y seis tipo C), los buques auxiliares Lobo, Tofiño, Artabro, 3 torpederos, 4 guardacostas, etc. La flota rebelde tuvo un acorazado, 3 cruceros, un destructor, 2 torpederos, submarinos alemanes e italianos.

Al principio se tenía la ventaja del dominio del Estrecho, a causa de los dos cruceros enviados a reprimir el levantamiento de Marruecos, aunque faltaban bases adecuadas próximas. Pero después el Gobierno hizo salir hacia el Norte las unidades que guardaban el Estrecho y el enemigo se posesionó de él desde sus bases de Cádiz y de Ceuta. Cuando la escuadra estaba en manos de la marinería y de los técnicos leales, se pidió al Ministro de Marina, Indalecio Prieto, que fuese fortificada Málaga como base para las operaciones navales sobre el Estrecho; no fueron atendidos, y hubo que llegar a Cartagena.

No habíamos quedado, pues, en situación desfavorable; equilibrábamos con ventaja nuestra flota con la del enemigo. Con la diferencia a nuestro favor del sano heroísmo y la audacia de los nuevos jefes de la escuadra, fervientes revolucionarios, capaces de todos los sacrificios.

Tenía el movimiento libertario una representación mayoritaria en la marina. Se inició en seguida una cruzada contra los que habían salvado del enemigo las unidades con que contábamos. Se les fue desplazando poco a poco, y ya desde mediados de 1937 se les desembarcaba abiertamente, quedando a bordo casi exclusivamente comunistas y comunizantes, no obstante tener Prieto a un Comisario de la flota de su confianza.

Los rusos hicieron desde el primer día presa en la escuadra. El Ministro de Marina, que no disponía tampoco de personal asesor, quedó descartado de hecho y se obró como convino a los planes de dominio moscovitas, que pusieron en todas partes los mandos de su elección.

Fuera de los primeros instantes, no tuvimos nunca iniciativa en el orden naval, y sólo fuimos de descalabro en descalabro, hasta quedar en situación de inferioridad. Se nos habló de indisciplina cuando los barcos estaban en manos de sus salvadores, pero toda la historia de nuestra escuadra durante la guerra fue un rosario permanente de arbitrariedades y de errores garrafales. Perdimos las mejores unidades por desobediencia de los rusos y de sus paniaguados (caso del "Ciscar" en el Musel, que narra Prieto mismo, Ministro de Defensa), por sabotaje de los elementos fascistas mil veces denunciados y, sin embargo, protegidos por los rusos y por el Gobierno de la República (caso del acorazado "Jaime I"), por incompetencia y cobardía de los mandos, por órdenes absurdas de las autoridades de la marina ("J. L. Diez").

Bajo la protección de los rusos — ocho eran los que actuaban de una manera más destacada, uno en el Estado Mayor de la base de Cartagena, otro en el Ministerio de Marina de Valencia, otro en la flotilla de destructores, etc., etc. —, y de los agentes de Prieto, abanderados de la "disciplina", quedaron en la escuadra, en los servicios de la base de Cartagena, en la administración naval, etc., mas elementos afectos a los rebeldes que en el mismo ejército de tierra. Pero para que esos elementos quedasen operando al servicio del enemigo fue preciso descartar casi totalmente la influencia que la vieja marinería del 19 de julio tenía en los barcos, y con más razón tenían que estorbar los oficiales antifascistas no comunistas. El 15 de diciembre de 1938 el Estado Mayor de la marina estaba completamente compuesto por comunistas, a excepción del segundo jefe, el comandante J. Sánchez, buen técnico en materia naval. He aquí la composición de ese Estado Mayor a las órdenes del ruso "Nicolás":

Jefe: Pedro Prados, teniente de navío, habilitado de Coronel; Manuel Palma, auxiliar de oficinas, habilitado de coronel; José Santana, auxiliar de oficinas, habilitado de comandante; Tomás Martín, auxiliar de oficinas, habilitado de comandante, López Rugero, auxiliar de oficinas, habilitado de comandante; Mariano Pérez, fogonero, habilitado de comandante; Magallanes, cabo de artillería, habilitado de comandante; etc., etc.

Como se ve, el argumento esgrimido contra la dirección de los barcos por la marinería era demasiados flojo, puesto que se ha elevado al Estado Mayor de la marina a auxiliares de oficina habilitados de coroneles y comandantes, a fogoneros, etc.

Un oficial de marina, antifascista libertario, ha hecho el 5 de setiembre de 1938 este resumen de la actuación de la escuadra:

"La escuadra ha tenido las siguientes fases:

Los primeros meses del movimiento combatió eficazmente y con intensidad. El Cantábrico, el Atlántico, el Mediterráneo, fueron completamente suyos. Tuvimos la fatalidad de que nos faltase el Estado Mayor organizado y competente o un Ministro que supiese lo que traía entre manos.

La pequeña flota que tenían los facciosos no la podían desplazar del Cantábrico, cosa que, si hicieron luego, fue debido a que en el transcurso del tiempo la fortalecieron, terminando de reparar el acorazado "España", luego hundido, y el "Canarias", reforzándola mucho después con un crucero que mejoraron los alemanes en Cádiz y que se llamaba "República" (hoy "Navarra") y con tres destructores cedidos por Italia, el "Sanjurjo", el "Melilla" y el "Teruel". Estos, con el destructor "Velasco" y el crucero "Almirante Cervera", componían la flota de combate rebelde, más los submarinos que Italia y Alemania ponían a su disposición.

En aquella primera etapa la flota no se empleó racionalmente, y así veíamos a unos buques operando aislados en el Estrecho, a otros en África, a otros en pleno Mediterráneo o en el Cantábrico, queriendo abarcar todos los frentes del mar y no rindiendo labor positiva en ninguno, aparte de las operaciones de castigo y de vigilancia, que se efectuaban sin ton ni son. Se nos ocurre preguntar: Si a los dos meses escasos del movimiento el acorazado "Jaime I", los cruceros "Cervantes", "Libertad" y "Méndez Núñez", los diez destructores que teníamos y los buques auxiliares con tropas se hubieran empleado un buen día a fondo sobre Mallorca ¿sería esa isla de los rebeldes y de los italianos? En menos de veinticuatro horas, Mallorca, que se encontraba indefensa, se hubiera rendido o no hubiese quedado piedra sobre piedra... Pero no caigamos en el análisis de los errores pasados, ya que no conseguiremos poner de relieve más que la incapacidad de nuestros políticos dirigentes.

Se reorganiza la flota en Cartagena al cabo casi de un año de guerra; se dio el mando de la misma a Buiza, en unión de unos cuantos rusos y de Bruno Alonso. Crearon una ola de terror contra los "indisciplinados", pero la flota no actuó ni poco ni mucho. Su estancamiento y su desorientación fueron mucho mayores que cuando ninguno de esos elementos había pisado todavía la cubierta de los barcos, aun a pesar de haber reforzado su potencialidad con cuatro destructores que había en construcción. Se consagró la escuadra a acompañar convoyes que venían de Rusia o del Norte de África, pero sin tomar ninguna otra iniciativa. Dos factores intervinieron en esta situación: el miedo y la incompetencia de los dirigentes y la manifiesta incapacidad de los marinos rusos. Nombrado jefe de la misma, Luis González Ubieta, puso en práctica la batalla del Cabo Palos, donde el enemigo perdió el crucero "Baleares". Después la escuadra volvió a Cartagena, hace ya seis meses, y no ha vuelto a actuar. ¿Qué ha pasado aquí? Petróleo tenemos, municiones tenemos, torpedos tenemos, dotaciones igual. El enemigo está ahí, más debilitado por la pérdida del "Baleares" ¿Por qué, no se combate? ¿Por qué no se persigue y destruye al enemigo? No será porque éste se halle escondido. Actúa a diario. En el corte de Levante por Vinaroz nuestra escuadra no salió de Cartagena y la enemiga fue libremente empleada. El día de la toma de Castellón por el enemigo, nuestra escuadra estaba anclada en Cartagena y la fascista estuvo en su puesto de lucha. Nuestras fuerzas de tierra rebasaron Motril y nuestra escuadra no salió de Cartagena para cooperar en la operación. La escuadra facciosa bombardea Rosas, Valencia, Barcelona, y nuestra escuadra sigue inmóvil en su base. ¿Culpa de la escuadra? ¿Culpa de su jefe? No. La escuadra va donde se le manda, aunque sea al sacrificio total. La culpa, pues, no es de la escuadra. ¿Quién está por encima de ella? El Estado Mayor de Marina en Barcelona. ¿Quién tiene la jefatura de ese Estado Mayor? Pedro Prado Mendizábal, comunista, protegido por la embajada rusa, el más inepto de todos los oficiales de la marina. Estuvo de comandante en el "Méndez Núñez" una corta temporada, y lo convirtió en una célula comunista. Estuvo en Rusia en comisión y en pago de su fidelidad staliniana le vemos de repente convertido en Jefe del Estado Mayor de la Marina. No puede extrañar que gente de esa calidad no sepa qué hacer con la escuadra. Sólo se la emplea para trasladar oro y plata de Cartagena a Barcelona."

La escuadra ha servido finalmente para la fuga de numerosos responsables de la política naval, aérea y terrestre, cuando los numantinos del Gobierno Negrin fallaron en su último ensayo de continuar su obra de destrucción en la zona de Levante y del Centro, después de haber aniquilado a Cataluña.

Numerosas fueron las sugerencias para que volviese a nuestras manos la iniciativa naval, para mejorar la situación en la escuadra y darle más eficiencia. Los rusos hicieron en este dominio lo mismo que en la aviación y lo mismo que en el ejército de tierra: buena obra de captación política para su política de hegemonía partidista, pero ninguna en cuanto a afrontar al enemigo victoriosamente.



Fuente: Porqué perdimos la guerra. Editado en Buenos Aires (1940)

Autor: Sinesio Baudilio García Fernández (1897-1986) , conocido bajo el seudónimo de Diego Abad de Santillán, militante anarquista, escritor y editor español, figura prominente del movimiento anarcosindicalista en España y en Argentina.



lunes, 27 de octubre de 2014

LOS MANDOS DE LA FLOTA REPUBLICANA EN NOVIEMBRE DE 1936





En septiembre de 1936, los socialistas con Largo Caballero a la cabeza se hacen con los mandos del Gobierno de la República presidido por el republicano José Giral desde el 19 de julio. El día cuatro de septiembre se crea por Decreto el Ministerio de Marina y Aire y se nombra como responsable del mismo al socialista Indalecio Prieto Tuero. Desde el primer momento Prieto centra sus esfuerzos en recuperar el mayor número posible de mandos profesionales de entre aquellos que estaban considerados como "desafectos" a la causa republicana.

El día 11 de noviembre de 1936 se publica en La Gaceta un Decreto del Ministerio de Marina de fecha 10 de noviembre, conteniendo una serie de disposiciones que vienen a suponer una reorganización del cuadro de mandos de la Armada Republicana, llevándose a cabo los siguientes nombramientos:

CC Miguel Buiza, confirmado en su cargo de comandante general de la Flota y nombrado comandante interino del crucero "Libertad".

CC Luis González de Ubieta, comandante del crucero "Miguel de Cervantes"

TN Pedro Prado Mendizabal, comandante del crucero "Mendez Nuñez"

AN Carlos Esteban, comandante del acorazado "Jaime I"

TN Vicente Ramirez, jefe de la Flotilla de Destructores

TN Manuel Nuñez, comandante del destructor "Churruca"

TN José García Barreiros, comandante del destructor "Lepanto"

AN Diego Marón Jordán, comandante del destructor "Alcalá Galiano"

AN Carlos Moya, comandante del destructor "José Luis Diez"

TN Fernando Oliva, comandante del destructor "Almirante Antequera"

A1N Gabriel Martinez, comandante del destructor "Almirante Miranda"

CC Manuel Pasquín, comandante del destructor "Escaño"

AN José Luis Barbastro, comandante del destructor "Gravina"

AN José García Fresno, comandante del destructor "Ciscar"

CC Remigio Verdía, jefe de la Flotilla de submarinos y comandante interino del "C-6"

TN Jesús Lasheras, comandante del "C-4"

CC José Lara, comandante del "C-5"

AN Antonio Arbona, comandante del "C-3"

TN Eugenio Calderón, comandante del "C-2"

CC Carlos Barreda, comandante del "B-5"

AN Enrique Manera, comandante del "B-4"

AN Sebastian Gallo, comandante del "B-2"

CC Luis Junquera, jefe del Estado Mayor de la Flota

TCOL de Artilleria de la Armada Esteban Calderón, Auxiliar del Estado Mayor de la Flota

CC José Nuñez, Auxiliar del Estado Mayor de la Flota

CC Gregorio Pedro Fernandez, Auxiliar del Estado Mayor de la Flota

TN José de la Puerta, Agregado a la Flotilla de Destructores

TN Miguel Grande González, Agregado a la Flotilla de Destructores


Por el decreto del 26 de diciembre de 1936 se crea el Estado Mayor Central de las Fuerzas Navales de la República, poniéndose al frente del mismo al CC Luis González de Ubieta. El cometido de este Estado Mayor Central se establece en el estudio y preparación de las operaciones navales según las directrices que marcaría Prieto como ministro de Marina y Aire. A este Estado Mayor se incorporan los siguientes marinos:

CC Julián Sánchez Erostarbe
CC Horacio Pérez
TN Luis Huerta de los Rios
TCOL de Artillería José Hernández
TCOL de Ingenieros Navales Luis Santoma Casamor
CTE de Intendencia Rafael Quixal Paredes
TTE Maquinista Juan Torres Vizoso
AUX Manuel de Vargas Paez
AUX Bernardo Borras Rodriguez
AUX Emiliano Domínguez Galeano


Abreviaturas: 

CC      Capitán de Corbeta
TN      Teniente de Navío
AN      Alferez de Navío
A1N    Auxiliar 1º Naval
TCOL Teniente Coronel
CTE    Comandante
TTE    Teniente
AUX    Auxiliar




Benito Sacaluga.



Fuente: Gaceta Oficial de la República Española

lunes, 29 de septiembre de 2014

FRANCIA E INGLATERRA CONTRA LA REPÚBLICA ESPAÑOLA


Submarino italiano "Torricelli" cedido a la marina sublevada y
finalmente bautizado como "General Sanjurjo"
En 1936, recién iniciada la rebelión militar en España, el gobierno francés propició un pacto de no intervención extranjera en la Guerra Civil Española evitando  la internacionalización del conflicto en un momento de máxima tensión entre democracias y dictaduras en Europa. Pretendían "aislar" la agresión fascista al pueblo español mirando para el lado de sus intereses y negando la realidad de la importancia del movimiento fascista, al que sin ningún pudor rebajaron a la categoría de "conflicto". A esta cobardía obedeció la primera de las grandes medidas internacionales: el Acuerdo General sobre la No-Intervención, al que se sumaron 27 países de Europa, acuerdo que nunca se plasmó en un documento escrito, y el establecimiento como consecuencia de ello de un Comité de No Intervención ubicado en Londres. Los ingleses conservadores no tuvieron ningún pudor en hacer patentes sus simpatías por los rebeldes franquistas, Francia, por su parte, que al principio intentó tímidamente ayudar a la República, a la que cobró unos 150 millones de dólares en ayuda militar (aviones, pilotos, etc.), tuvo que someterse a las directrices del Reino Unido y suspender de inmediato la ayuda. Después de esto Francia y Gran Bretaña intentaron suprimir la participación de sus ciudadanos en apoyo de la causa republicana, aunque muchos franceses e ingleses fueron a España como voluntarios, entre los que destacaron Malraux y Orwell, integrados o no en las Brigadas Internacionales.

A finales de agosto de 1936 los 27 estados europeos, todos menos Andorra, Liechtenstein, Mónaco, Suiza, y el Vaticano, que suscribieron el "Acuerdo de No Intervención en España" decidieron "abstenerse rigurosamente de toda injerencia, directa o indirecta, en los asuntos internos de España y de los españoles y prohibieron la exportación y el tránsito a España y sus territorios no peninsulares de toda clase de armas, municiones y material de guerra . El gobierno republicano, a través de Julio Álvarez del Vayo, Ministro de Estado, después de haberse quejado en varias ocasiones de los incumplimientos del Pacto de No Intervención por parte de Italia y de Alemania, que suministraban material bélico y ayuda militar al bando rebelde, buscó la protección internacional y el 25 de septiembre de 1936 solicitó el amparo de la Sociedad de Naciones, pero el organismo internacional se desentendió e hizo caso omiso de las quejas del Gobierno de la República, dando carta blanca por omisión a las intervenciones nazis y fascistas. España comenzó a recibir material de guerra de la Unión Soviética a partir del mes siguiente. Vista la inoperancia del Comité de No Intervención el gobierno británico propuso a finales de 1936 un plan de control naval para la supervisión de los barcos que se dirigían a puertos españoles en un momento en que alemanes e italianos estaban incrementando considerablemente su ayuda al bando rebelde.

El plan consistía en que la carga de los barcos mercantes sería inspeccionada por un observador del Comité de No Intervención que subiría a bordo y presenciaría el desembarco en puerto español. Para efectuar este control las marinas de las cuatro potencias se desplegarían en las costas españolas, adjudicándose a Gran Bretaña la costa vasca y la zona del Estrecho desde Huelva hasta el cabo de Gata en Almería, más las islas Canarias; a Francia la costa cantábrica desde el País Vasco, la costa gallega, el Protectorado Español de Marruecos y Mallorca e Ibiza, y a Alemania y a Italia la costa mediterránea desde el Cabo de Gata hasta la las aguas territoriales francesas. No es nada exagerado decir que en aquellos momentos había más barcos extranjeros que españoles en el Mediterráneo, el Cantábrico y la zona Atlántica del Estrecho de Gibraltar.

Alemania, Italia y Portugal nunca respetaron el pacto y lo hicieron con el beneplácito pasivo de Francia e Inglaterra, de tal forma que la ayuda italo-germana llegaba a las zonas rebeldes sin ningún problema, bien a través de las costas ya ocupadas o bien a través de los puertos portugueses. A petición de Franco, Mussolini desplegó la flota italiana de submarinos a lo largo de todo el Mediterráneo para que torpedeara a los mercantes españoles y soviéticos que se dirigieran a los puertos españoles transportando material bélico desde el Mar Negro. Entre el 19 de agosto de 1937 y principios de septiembre se produjeron por lo menos veinte ataques de los submarinos italianos "fantasmas" o "piratas", aunque Gran Bretaña sabía que se trataba de submarinos italianos, Italia lo negaba, pero los ingleses no llegaron al fondo del asunto ya que su información provenía de haber descifrado los mensajes intercambiados entre los submarinos italianos, prueba que no podía esgrimir en evitación de delatarse como conocedora de las claves utilizadas por la marina italiana.

En la conferencia de Nyon, celebrada entre el 11 y el 14 de septiembre de 1937, se acordó una serie de rutas marítimas que debían seguir los mercantes en el Mediterráneo y que serían patrulladas por destructores y aviones británicos y franceses que tendrían su base principal en Argel, entonces colonia francesa. Así todo submarino en inmersión que atacara a un barco neutral sin advertencia o que se encontrara cerca del lugar de ataque, sería hundido. Los buques franceses y británicos también intervendrían ante los ataques a barcos neutrales por parte de aviones y de buques de superficie no españoles.

Ni Alemania ni Italia cumplieron los acuerdos, los ataques de los submarinos fantasma italianos, los bombardeos aéreos alemanes y el constante suministro de material bélico a los rebeldes no solo no se suspendió sino que aumentó impunemente en las mismas narices de los barcos de guerra franceses e ingleses que patrullaban el Atlántico portugués y el Mediterráneo y por supuesto también la vía del Norte con destino a los puertos del Cantábrico ya en manos rebeldes. La aviación italiana y alemana partía desde Mallorca con total impunidad, con sus aparatos camuflados bajo insignias franquistas en su cola y sus alas. Británicos y franceses lo sabían y callaban. Por el contrario el "celo" de los buques franceses e ingleses, y los consentidos ataques de los submarinos italianos, consiguieron interrumpir los aprovisionamiento procedentes de Rusia, tanto bélicos como aquellos consistentes en víveres para la población civil republicana y el Ejercito Popular.

Transcribo a continuación parte de lo expuesto por Manuel D.Benavides sobre este asunto, en su libro "La Escuadra la mandan los Cabos".


El general Ettore Grasseti, encargado de un curso militar en la Universidad de Milán, explicó a los alumnos:

"La línea costera de Sardinía y Sicilia, constituye, con las Islas Baleares, una vez colocadas bajo nuestro control, un sistema que neutraliza la arteria inglesa Gibraltar-Malta. Con la influencia italiana en Palma de Mallorca, y la influencia alemana en Melilla y Ceuta, el eje Roma-Berlín se prolonga dentro del Mediterráneo occidental, corta la gran arteria británica por su cabeza en Gibraltar, y continua su influencia hacia el Este. En relación con Francia, la comunicación italiana entre Baleares y Sicilia corta las comunicaciones francesas de Marsella, via Casablanca-Orán, en el oeste de Algeciras y Phillipville en el Centro, y de Suez a Túnez en el Oeste. De esta manera el sistema arterial de la metrópoli francesa al norte del África gala, base de la movilización general francesa, puede ser cortado".
De acuerdo con los principios expuestos por el general Grasseti, Francia e Inglaterra entregaron el Mediterráneo a Franco y a sus aliados. Perdido el dominio de esa mar por la República la guerra estaba perdida. Las tropas carecerán de elementos de combate y la retroguardia de artículos de primera necesidad. Los puertos de Levante se convertiran en tumbas de barcos con las bodegas cargadas de armas, medicinas y alimentos, La URSS arriesgará la guerra para ayudarnos. En un momento de lucidez, Zugazagoitia reconocerá en su desolador libro "Historia de la Guerra de España":
"Es de ahí de donde nos llega el único material que recibimos. Es una transacción comercial, sin ella hace tiempo que la República hubiera perecido. Eso no se paga con dinero...Lo que si sé es que España jamás hubiera aceptado un peligro semejante para ayudar a Rusia que es, aparte de la patria del proletariado, título en cuyo nombre se le piden sacrificios inimaginables, una nación con fronteras e intereses concretos, de cuya defensa y custodia están encargados los rusos"
¿Se hallaban ausentes los barcos de guerra ingleses del Mediterráneo?, no y tampoco los franceses. Tan frecuentes eran sus visitas a los puertos de la Península, que un destructor inglés vió torpedear a los cruceros "Cervantes" y "Méndez Nuñez" en Cartagena, y otro, el "Hunter", chocaría con una mina a una milla de Almería. Una flotilla de destructores republicanos, con el "Lazaga" en cabeza, encontró los botes de salcvamento con el comandante y la tripulación, a los que recogió como recogió a los muertos y heridos. El "Lazaga" remolcaría y salvaría luego al "Hunter".

Supondrá el lector que el Almirantazgo ingles tenía alguna opinión acerca de la guerra naval que Alemania e Italia hacían a España.

El general Matz, jefe de la comisión de municiones en París, fue designado para formar parte de la misión extraordinaria que, presidida por Julian Besteiro (PSOE), envió la República al acto de la coronación del rey de Inglaterra. La misión tenia un caracter meramente protocolario y de amistad mal correspondida. Besteiro, de espaldas a la República y contra la República pretendió darle otra.
- ¿No le parece a usted, -dijo al general- que debemos hacer gestiones para provocar una intervención inglesa?
- Perdone usted, D.Julián, yo no puedo hacer sino lo que me ha ordenado el Gobierno.
El Almirantazgo obsequió a los marinos extranjeros con un banquete. En el curso del mismo, el general Matz expresó al Lord del Almirantazgo el sentimiento, por la agresión a un destructor inglés torpedeado a la altura de Málaga.
- Ya sabemos de donde proceden los ataques -repuso el Lord- Ustedes nada tienen que ver con eso. Al contrario, estamos agradecidos a la República.
(¡Lástima que la república no pudiera decir lo mismo!)

A las pocas horas, los diarios daban la noticia de que el destructor, a juicio del Almirantazgo, había chocado con una mina. El Almirantazgo sabía que los submarinos desconocidos del Mediterráneo occidental tenían sus bases en San Antioco y Cerdeña, cerca de Caloporto, y que los que operaban en el Mediterráneo oriental, eran cuatro con base en la isla de Leros. Le constaba al Almirantazgo que esos submarinos pertenecian a la Flota italiana y que cada submarinista recibía cuatrocientas libras esterlinas de gratificación por barco hundido. Los ingleses que negaban conocer su existencia hundieron a dos de ellos.

A mayor abundamiento, el ministro de Defensa nacional publicó el 7 de marzo de 1938 una nota que ofrecía el máximo interés para el Almirantazgo. Decía:
"Está comprobado que desde hace ya un año cumplido, febrero de 1937, vienen actuando en nuestro litoral submarinos alemanes en buen número, habiéndose podido registrar entre ellos la presencia de los siguientes: "U-28", "U-29" y "U-36". Últimamente ha aparecido , además, el "U-54". Durante los primeros meses de 1937, parte de estos submarinos hubieron de funcionar en el Cantábrico, siempre con el buque arsenal "Wollin", con el cual fondearon unas veces en Pasajes y otras en El Ferrol".
"Para cubrir las necesidades de los submarinos alemanes fuincionaban otros buques-arsenales: el "Liselotte Essberger", el "Neptun" y el "Augusto Schultze".
Las lamentaciones del Almirantazgo, si lamentaciones hubo, se reservaron para el final, cuando se hizo público por los periódicos de Mussolini un documento explicativo acerca de la participación italiana en España, del cual son estos datos:
"Nuestra Marina contribuyó silenciosa , pero eficazmente. El transporte de tropas y materiales pudo hacerse gracias a una perfecta organización de nuestras bases y medios, dedicándose a él 92 barcos que realizaron 220 viajes. El número de nuestras unidades de superficie que tomaron parte en acciones de guerra y escolta fue de 91. Se verificaron 870 servicios de vigilancia y escolta. Las acciones de guerra ejecutadas por nuestras unidades fue de 101. En pocos días de acción hundieron 18 vapores con un total de 72.800 toneladas"
Lo que Benavides nos relata se refiere únicamente al apoyo a los rebeldes derivado de las armadas italiana y alemana, importantisimo y decisivo para el desenlace de la guerra, no obstante las ayudas de estos países fueron mucho más amplias y abarcaron todo tipo de intervenciones, incluida la inicial italiana anterior al levantamiento en armas de los franquistas. Es de tal magnitud la ayuda prestada por Alemania e Italia que es imposible de cuantificar con exactitud. Material de guerra, blindados, aviones, submarinos y personal militar.....Unas ayudas que Franco finalmente no pagó en su totalidad una vez que el III Reich fué derrotado.

Al hilo de la ayuda rusa mucho se ha hablado de su elevado coste económico, pero nada o muy poco se ha dicho sobre el coste de la ayuda que Franco recibió de Alemania e Italia, una ayuda que acabada la guerra representaba una cantidad desorbitante. A Italia hubo que pagarle más de 7.000 millones de liras... y se estuvo pagando hasta 1967. Hitler fue mas exigente y ya en 1938 instaló en España 17 compañías mineras principalmente en Galicia, cuya explotación, mayoritariamente de wolframio, disfrutaba en exclusiva sin tener que pagar ni un solo marco por el material que extraía con mano de obra de presos republicanos, el valor del material se consideraba como pago de la deuda. Un wolframio que era destinado a sus industrias militares.

Hasta tal punto era demandado el wolframio (segundo material más duro después del diamante y con el punto de fusión más alto de todos los metales conocidos 3.400 ºC) por las industrias de guerra, aviación, maquinaria pesada y de iluminación que su precio pasó de 7.000 pesetas la tonelada en 1941 hasta las 335.000 pesetas en 1944, un material que era vital para los nazis tal y como lo aseguró en 1943 el embajador alemán en España :
“El wolframio español es para nosotros prácticamente lo que la sangre para el hombre”. 
Además y entre otras concesiones de Franco, Alemania utilizaba España como ruta de comercio desde Latinoamerica de diamantes industriales y otras materias primas.  Un informe gubernamental que se preparó para Franco decía:
"Los alemanes consideran a España como una colonia suya".
Terminada la II Guerra Mundial, Franco aprovechó para dar unilateralmente por saldada la deuda con Hitler. No obstante España se convirtió en un excelente refugió para los criminales nazis, debidamente protegidos por el régimen franquista.

Si importante fue la ayuda alemana e italiana, de ninguna de las maneras podemos olvidar la "ayuda" prestada por Europa a Franco, con Francia e Inglaterra a la cabeza, "autorizando" las operaciones llevadas a cabo por italianos y alemanes, tanto por medio de acciones armadas en el mar y en el aire como por la entrega de ingentes cantidades de suministros de todo tipo. Desde luego nada de nada tiene la República que agradecer a Europa, tampoco aquellos españoles que acudieron a los territorios franceses en busca del obligado exilio. Sin embargo mucho es lo que Francia debe agradecer a los republicanos españoles que lucharon contra la invasión nazi en territorio francés.


Benito Sacaluga.

domingo, 7 de septiembre de 2014

BUQUE PRISIÓN "CABO CARVOEIRO"



"Cabo Carvoeiro"
(*) Un barco, una prisión improvisada y la muerte. El vapor "Cabo Carvoeiro", propiedad de la oligarquía sevillana, surcó las aguas del río Guadalquivir convertido en símbolo de represión. Los sublevados de julio de 1936 sembraron la provincia de Sevilla de centros de reclusión, detenciones masivas, torturas, ejecuciones... De gritos silenciados en las bodegas de una cárcel flotante y presos que restan horas a su fusilamiento. Así el franquismo ganaba una batalla, la del terror, grabada a sangre y fuego en la memoria popular. Aún flota en el recuerdo el "Cabo Carvoeiro", el barco de la muerte.

Unos 60.000 asesinados yacen sepultos en más de 600 fosas comunes, sólo en suelo andaluz. Muchos, antes de recibir la muerte a tiros, pasaron por centros de detención. Era el paso previo en una realidad de "sacas y fusilamientos". Como el Carvoeiro, un "infierno flotante" con desembocadura en las tapias del cementerio. Cualquier día se convertía en el último para presos sin juicio pero con sentencia. Hambre, sol, hacinamiento, insalubridad… No menos de 500 personas tiradas a diario en aquellas entrañas de acero. "Allí dormían como perros" recordaría uno de los niños que accedió al interior.

El 18 de julio, la prisión provincial de Sevilla acogía 320 presos. Cinco días después, 1.438 detenidos quedaban hacinados en un recinto inaugurado en periodo republicano. "Sevilla se convirtió toda en una prisión", escenifica Manuel Bueno Lluch, de la Fundación de Estudios Sindicales de Comisiones Obreras, en la revista Andalucía en la Historia, del Centro de Estudios Andaluces. Las autoridades golpistas activaron múltiples centros de reclusión. Caso del cine Jáuregui –donde permaneció Blas Infante hasta su muerte–, el cabaret Variedades o los sótanos de la plaza de España. Ayuntamientos o escuelas servían de improvisadas prisiones en los pueblos, y campos de concentración comenzaban a funcionar por toda la provincia.

Y estaba el "Cabo Carvoeiro", de la familia Ybarra, cuarta naviera a nivel estatal y la primera andaluza. Entre sus socios, reseña el investigador, también había algunos conocidos apellidos de la oligarquía andaluza, como los Pickman, los Lasso de la Vega, los Osborne y los Azque. Era la élite económica que sustentaba al Partido Conservador al sur de la península. Contrarios, y desalentados, por la proclamación de una República que observaban como una amenaza para sus intereses tradicionales.

Explícita del apoyo que brindan en cuanto sea preciso al glorioso Alzamiento Nacional es el acta de la reunión de socios de la otra gran sociedad familiar, Hijos de Ybarra, sobre el movimiento militar que el día 18 se inició en Sevilla y Marruecos para salvar a España de la ruina y el desastre que la política del infamante Frente Popular le estaba ofreciendo. Para sellar el compromiso están los 80 metros de eslora y 12 de manga del Carvoeiro. El vapor a hélices construido en los astilleros de Newcastle (Reino Unido) en 1909 podía transportar 3.300 toneladas de carga. Sus dos bodegas fueron las celdas de la prisión flotante.

La orden radiofónica de los golpistas era clara, el vapor debía dirigirse a Sevilla. Pero debía permanecer en Bonanza, un paraje del Guadalquivir. Aquel día de la sublevación, en Coria y La Puebla había una concentración de comunistas, recuerda Bueno Lluch. El día 24, por la tarde, el curso del río quedó despejado. Llega a la capital y descarga las bodegas. Anclado en Triana, ya está preparado para su nuevo cometido. Parte de la tripulación es fusilada. Los primeros hombres en habitar las bodegas del barco, ese mismo día, fueron los 70 detenidos de la columna minera que había osado atreverse a intentar hacer fracasar el golpe en Sevilla. Poco después, 550 personas atestaban las bodegas.

Justo a los dos meses el Carvoeiro mueve su anclaje hasta Tablada. El espectáculo debía ser dantesco incluso en aquellos tiempos de guerra, señala Manuel Bueno. ¿Una cifra exacta de detenidos? Es prácticamente imposible, precisa. Aunque las escasas evidencias documentales de la cárcel flotante prueban una media de 500, apresados de pueblos de la cornisa del Aljarafe: Camas, Salteras, Castilleja de Guzmán, Olivares, Castilleja de la Cuesta, Valencina, Umbrete, Bollullos de la Mitación, Mairena del Aljarafe, San Juan de Aznalfarache, Palomares y Coria del Río. En el programa En Primera Persona de RNE, Sandra Camps recabó testimonios orales en un documental radiofónico.

Otros detenidos llegaban desde la vega del Guadalquivir o la campiña sur de Sevilla, incluso de Huelva y Badajoz. Un buen número de ellos sólo fueron sacados de allí para ser fusilados en los múltiples escenarios de muerte de los que se llenó la ciudad. Eran, la mayoría, obreros, militantes, con una media de edad joven. 'Sus edades, cuenta el investigador, oscilaron entre los 16 años, del panadero de Camas Miguel Expósito Marín, o del vendedor ambulante del barrio de la Macarena Manuel Rodríguez Llauradó, y los 60 años del ferroviario cenetista José Jiménez Ojeda.

El 8 de diciembre del 36, tras 133 días de servicio a las fuerzas golpistas, el "Cabo Carvoeiro" perdió su estatus de prisión flotante. Los últimos 290 presos eran trasladados a la plaza de España y la prisión provincial. Constituían, todos, la gangrena que corroe las entrañas de nuestra querida patria, en palabras de Queipo de Llano, autoproclamado Jefe de la Segunda División Orgánica. Las familias de los rojos ya no tendrían que acudir al Carvoeiro buscando vida, ofreciendo tímidas viandas. El barco de la muerte pasaba a formar parte del oscuro recuerdo de la represión, de la memoria.

Características del buque Cabo Carvoeiro

Peso muerto: 2.450 Tm
Eslora: 72,20 metros
Manga: 10,50 metros
Puntal: 4,50 metros
Propulsión: Alternativa Triple Expansión
Potencia: 532 CV

Benito Sacaluga.



* Tomado de eldiario.es edición Andalucia. Juan Miguel Baquero.