sábado, 1 de noviembre de 2014

LA FLOTA REPUBLICANA SEGÚN DIEGO ABAD DE SANTILLÁN






La mayor parte de la escuadra quedo en poder del Gobierno de la República, no ciertamente por obra de ese gobierno, sino de la marinería. Existía ya en la marina, en cada barco, un pequeño núcleo clandestino, que enlazaba, con los núcleos de los otros barcos, constituyendo un Consejo central con sede en el crucero "Libertad". Esos núcleos eran compuestos por cinco o diez cabos de mar y marineros, socialistas y anarquistas, sobre todo, cada cual en relación con sus respectivas organizaciones nacionales.

Ya el 12 de julio se previno a esos grupos clandestinos sobre un probable levantamiento militar para el 20 del mismo mes. Esa noticia motivó, una reunión de grupos el día 13 en El Ferrol, con la asistencia de representaciones del "Libertad", "Cervantes", "Cervera", "España", "Velasco", Arsenal y Escuelas de marinería. Los acuerdos fueron comunicados al "Jaime I", que se encontraba en Santander, y a la flotilla de destructores que había en Cartagena.

Estalló el 17 de julio la rebelión en Marruecos y, el Gobierno de la República, sin tener informe alguno sobre la actitud de la escuadra, hizo salir de El Ferrol dos cruceros hacia el Sur. Los barcos no se perdieron porque la marinería estaba al corriente de lo que iba a pasar y se apoderó de los cruceros deteniendo a su oficialidad comprometida, órdenes que habían recibido por radio, siempre al margen del Gobierno, por iniciativa del radiotelegrafista Balboa. Con las unidades de la escuadra que había en El Ferrol, esa base pertenecía a la causa antifascista, pero al salir los dos cruceros hacia el Sur, las dotaciones del "Cervera" y del "España" quedaron indefensas. Del Arsenal salió una compañía a la calle al mando del maestre Manso; pero El Ferrol era una plaza fuerte con 8 regimientos de guarnición, y el "Cervera" y el "España" no pudieron hacer uso de su artillería por encontrarse el primero en dique seco, y el segundo por carecer de munición. El "Canarias" y el "Baleares", que estaban a punto de ser terminados, quedaron también allí. Esa gran base naval pasó a manos de los rebeldes.

Como quiera que sea, la marinería salvó una buena parte de la escuadra, quedando en posesión de un acorazado, el "Jaime I", tres cruceros, 10 destructores, 12 submarinos (6 tipo B y seis tipo C), los buques auxiliares Lobo, Tofiño, Artabro, 3 torpederos, 4 guardacostas, etc. La flota rebelde tuvo un acorazado, 3 cruceros, un destructor, 2 torpederos, submarinos alemanes e italianos.

Al principio se tenía la ventaja del dominio del Estrecho, a causa de los dos cruceros enviados a reprimir el levantamiento de Marruecos, aunque faltaban bases adecuadas próximas. Pero después el Gobierno hizo salir hacia el Norte las unidades que guardaban el Estrecho y el enemigo se posesionó de él desde sus bases de Cádiz y de Ceuta. Cuando la escuadra estaba en manos de la marinería y de los técnicos leales, se pidió al Ministro de Marina, Indalecio Prieto, que fuese fortificada Málaga como base para las operaciones navales sobre el Estrecho; no fueron atendidos, y hubo que llegar a Cartagena.

No habíamos quedado, pues, en situación desfavorable; equilibrábamos con ventaja nuestra flota con la del enemigo. Con la diferencia a nuestro favor del sano heroísmo y la audacia de los nuevos jefes de la escuadra, fervientes revolucionarios, capaces de todos los sacrificios.

Tenía el movimiento libertario una representación mayoritaria en la marina. Se inició en seguida una cruzada contra los que habían salvado del enemigo las unidades con que contábamos. Se les fue desplazando poco a poco, y ya desde mediados de 1937 se les desembarcaba abiertamente, quedando a bordo casi exclusivamente comunistas y comunizantes, no obstante tener Prieto a un Comisario de la flota de su confianza.

Los rusos hicieron desde el primer día presa en la escuadra. El Ministro de Marina, que no disponía tampoco de personal asesor, quedó descartado de hecho y se obró como convino a los planes de dominio moscovitas, que pusieron en todas partes los mandos de su elección.

Fuera de los primeros instantes, no tuvimos nunca iniciativa en el orden naval, y sólo fuimos de descalabro en descalabro, hasta quedar en situación de inferioridad. Se nos habló de indisciplina cuando los barcos estaban en manos de sus salvadores, pero toda la historia de nuestra escuadra durante la guerra fue un rosario permanente de arbitrariedades y de errores garrafales. Perdimos las mejores unidades por desobediencia de los rusos y de sus paniaguados (caso del "Ciscar" en el Musel, que narra Prieto mismo, Ministro de Defensa), por sabotaje de los elementos fascistas mil veces denunciados y, sin embargo, protegidos por los rusos y por el Gobierno de la República (caso del acorazado "Jaime I"), por incompetencia y cobardía de los mandos, por órdenes absurdas de las autoridades de la marina ("J. L. Diez").

Bajo la protección de los rusos — ocho eran los que actuaban de una manera más destacada, uno en el Estado Mayor de la base de Cartagena, otro en el Ministerio de Marina de Valencia, otro en la flotilla de destructores, etc., etc. —, y de los agentes de Prieto, abanderados de la "disciplina", quedaron en la escuadra, en los servicios de la base de Cartagena, en la administración naval, etc., mas elementos afectos a los rebeldes que en el mismo ejército de tierra. Pero para que esos elementos quedasen operando al servicio del enemigo fue preciso descartar casi totalmente la influencia que la vieja marinería del 19 de julio tenía en los barcos, y con más razón tenían que estorbar los oficiales antifascistas no comunistas. El 15 de diciembre de 1938 el Estado Mayor de la marina estaba completamente compuesto por comunistas, a excepción del segundo jefe, el comandante J. Sánchez, buen técnico en materia naval. He aquí la composición de ese Estado Mayor a las órdenes del ruso "Nicolás":

Jefe: Pedro Prados, teniente de navío, habilitado de Coronel; Manuel Palma, auxiliar de oficinas, habilitado de coronel; José Santana, auxiliar de oficinas, habilitado de comandante; Tomás Martín, auxiliar de oficinas, habilitado de comandante, López Rugero, auxiliar de oficinas, habilitado de comandante; Mariano Pérez, fogonero, habilitado de comandante; Magallanes, cabo de artillería, habilitado de comandante; etc., etc.

Como se ve, el argumento esgrimido contra la dirección de los barcos por la marinería era demasiados flojo, puesto que se ha elevado al Estado Mayor de la marina a auxiliares de oficina habilitados de coroneles y comandantes, a fogoneros, etc.

Un oficial de marina, antifascista libertario, ha hecho el 5 de setiembre de 1938 este resumen de la actuación de la escuadra:

"La escuadra ha tenido las siguientes fases:

Los primeros meses del movimiento combatió eficazmente y con intensidad. El Cantábrico, el Atlántico, el Mediterráneo, fueron completamente suyos. Tuvimos la fatalidad de que nos faltase el Estado Mayor organizado y competente o un Ministro que supiese lo que traía entre manos.

La pequeña flota que tenían los facciosos no la podían desplazar del Cantábrico, cosa que, si hicieron luego, fue debido a que en el transcurso del tiempo la fortalecieron, terminando de reparar el acorazado "España", luego hundido, y el "Canarias", reforzándola mucho después con un crucero que mejoraron los alemanes en Cádiz y que se llamaba "República" (hoy "Navarra") y con tres destructores cedidos por Italia, el "Sanjurjo", el "Melilla" y el "Teruel". Estos, con el destructor "Velasco" y el crucero "Almirante Cervera", componían la flota de combate rebelde, más los submarinos que Italia y Alemania ponían a su disposición.

En aquella primera etapa la flota no se empleó racionalmente, y así veíamos a unos buques operando aislados en el Estrecho, a otros en África, a otros en pleno Mediterráneo o en el Cantábrico, queriendo abarcar todos los frentes del mar y no rindiendo labor positiva en ninguno, aparte de las operaciones de castigo y de vigilancia, que se efectuaban sin ton ni son. Se nos ocurre preguntar: Si a los dos meses escasos del movimiento el acorazado "Jaime I", los cruceros "Cervantes", "Libertad" y "Méndez Núñez", los diez destructores que teníamos y los buques auxiliares con tropas se hubieran empleado un buen día a fondo sobre Mallorca ¿sería esa isla de los rebeldes y de los italianos? En menos de veinticuatro horas, Mallorca, que se encontraba indefensa, se hubiera rendido o no hubiese quedado piedra sobre piedra... Pero no caigamos en el análisis de los errores pasados, ya que no conseguiremos poner de relieve más que la incapacidad de nuestros políticos dirigentes.

Se reorganiza la flota en Cartagena al cabo casi de un año de guerra; se dio el mando de la misma a Buiza, en unión de unos cuantos rusos y de Bruno Alonso. Crearon una ola de terror contra los "indisciplinados", pero la flota no actuó ni poco ni mucho. Su estancamiento y su desorientación fueron mucho mayores que cuando ninguno de esos elementos había pisado todavía la cubierta de los barcos, aun a pesar de haber reforzado su potencialidad con cuatro destructores que había en construcción. Se consagró la escuadra a acompañar convoyes que venían de Rusia o del Norte de África, pero sin tomar ninguna otra iniciativa. Dos factores intervinieron en esta situación: el miedo y la incompetencia de los dirigentes y la manifiesta incapacidad de los marinos rusos. Nombrado jefe de la misma, Luis González Ubieta, puso en práctica la batalla del Cabo Palos, donde el enemigo perdió el crucero "Baleares". Después la escuadra volvió a Cartagena, hace ya seis meses, y no ha vuelto a actuar. ¿Qué ha pasado aquí? Petróleo tenemos, municiones tenemos, torpedos tenemos, dotaciones igual. El enemigo está ahí, más debilitado por la pérdida del "Baleares" ¿Por qué, no se combate? ¿Por qué no se persigue y destruye al enemigo? No será porque éste se halle escondido. Actúa a diario. En el corte de Levante por Vinaroz nuestra escuadra no salió de Cartagena y la enemiga fue libremente empleada. El día de la toma de Castellón por el enemigo, nuestra escuadra estaba anclada en Cartagena y la fascista estuvo en su puesto de lucha. Nuestras fuerzas de tierra rebasaron Motril y nuestra escuadra no salió de Cartagena para cooperar en la operación. La escuadra facciosa bombardea Rosas, Valencia, Barcelona, y nuestra escuadra sigue inmóvil en su base. ¿Culpa de la escuadra? ¿Culpa de su jefe? No. La escuadra va donde se le manda, aunque sea al sacrificio total. La culpa, pues, no es de la escuadra. ¿Quién está por encima de ella? El Estado Mayor de Marina en Barcelona. ¿Quién tiene la jefatura de ese Estado Mayor? Pedro Prado Mendizábal, comunista, protegido por la embajada rusa, el más inepto de todos los oficiales de la marina. Estuvo de comandante en el "Méndez Núñez" una corta temporada, y lo convirtió en una célula comunista. Estuvo en Rusia en comisión y en pago de su fidelidad staliniana le vemos de repente convertido en Jefe del Estado Mayor de la Marina. No puede extrañar que gente de esa calidad no sepa qué hacer con la escuadra. Sólo se la emplea para trasladar oro y plata de Cartagena a Barcelona."

La escuadra ha servido finalmente para la fuga de numerosos responsables de la política naval, aérea y terrestre, cuando los numantinos del Gobierno Negrin fallaron en su último ensayo de continuar su obra de destrucción en la zona de Levante y del Centro, después de haber aniquilado a Cataluña.

Numerosas fueron las sugerencias para que volviese a nuestras manos la iniciativa naval, para mejorar la situación en la escuadra y darle más eficiencia. Los rusos hicieron en este dominio lo mismo que en la aviación y lo mismo que en el ejército de tierra: buena obra de captación política para su política de hegemonía partidista, pero ninguna en cuanto a afrontar al enemigo victoriosamente.



Fuente: Porqué perdimos la guerra. Editado en Buenos Aires (1940)

Autor: Sinesio Baudilio García Fernández (1897-1986) , conocido bajo el seudónimo de Diego Abad de Santillán, militante anarquista, escritor y editor español, figura prominente del movimiento anarcosindicalista en España y en Argentina.



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