lunes, 2 de octubre de 2017

LA ARMADA YA ES REPUBLICANA

  



Crucero "Libertad", antes "Príncipe Alfonso"
En la noche del 14 de abril de 1931 Alfonso XIII abandona Madrid. Se traslada en coche a Cartagena, allí le espera el crucero "Príncipe Alfonso" para llevarlo hasta Marsella desde donde partirá hacia París. El crucero zarpa a las 04.15 horas.  Acompaña al rey destronado su primo, el Infante Alfonso de Orleans; el último ministro de Marina de la monarquía, almirante Rivera, con su ayudante; el Duque de Miranda y el ayuda de cámara.

Al mando del buque está un gaditano, el capitán de navío Manuel Fernandez Piña (1874-1949), Jefe del Estado Mayor de la Escuadra en 1932; el siguiente 7 de abril, hallándose José Giral al frente del Ministerio de Marina, fue promovido al empleo de Contralmirante. Desde mayo de 1934 y hasta el mismo mes de 1936, desempeñó la Jefatura de la flotilla de destructores. Pasó a la reserva el 26 de enero de 1937, tras más de cuarenta y cinco años de servicio en la Armada; situación en la que se halló al fallecer en San Fernando a primeros de diciembre de 1949.

La bandera que enarbola el crucero que transporta al borbón es la bicolor con el escudo monárquico (hay quien dice que partió sin pabellón). Durante la travesía, Alfonso de Borbón redacta una proclama para la Marina, el comandante Fernandez Piña prohíbe a Alfonso de Borbón su lectura ante la tripulación. En Marsella, una vez ha desembarcado el incomodo pasajero, y nada más abandonar las aguas territoriales francesas camino de puerto español, se iza la bandera republicana.

El "traslado" se hace a espaldas de las nuevas autoridades. Miguel Maura, ministro de la Gobernación, se entera a través de una llamada anónima una vez que el buque ha zarpado, Maura creía que el ex monarca se encontraba junto con su familia en el Palacio de Oriente, tal y como le había sido comunicado por un miembro de la Casa Real. Durante el viaje, el ya ciudadano Alfonso de Borbón fue alojado en el camarote del Almirante y tratado con las mismas consideraciones que si estuviera reinando. Todo estuvo organizado desde la mañana del día 14 por el Ministerio de Marina, al Comandante General de la Escuadra se le ordenó tener el buque listo para realizar una comisión de la que no se le dieron datos. (1)

El rey, destronado y fugitivo, llega a Marsella, el primer suelo francés que pisa como ciudadano raso es el cantil de un muelle extranjero, no es recibido por nadie, en taxi se traslada al Hotel Noailles, en la Canebière.

La Armada es ya republicana, pero no lo es, ni por asomo, la inmensa mayoría de los integrantes del Cuerpo General.

La vocación monárquica entre los jefes y oficiales de la Armada era, además de ancestral, muy numerosa, para ellos significa mantener su status de privilegiados. Azaña, siendo presidente del Gobierno provisional, y el ministro de Marina, Casares Quiroga, no pierden el tiempo para comenzar a borrar el espíritu monárquico de la Armada. Solo tres días después de la proclamación de la República, el Ministerio de Marina decreta el cambio de los nombres monárquicos de las principales unidades navales. El buque, "Príncipe Alfonso", el mismo que había trasladado a Alfonso de Borbón a Marsella, pasa a llamarse "Libertad".

España es ya republicana y la Armada no puede ser ajena a esa realidad. El Gobierno provisional se pone manos a la obra, y nueve días después de su creación ordena a los miembros de todos los ejércitos prometer lealtad y fidelidad a la República, mediante Decreto del 23 de abril de 1931, la fórmula es:
"Prometo por mi honor servir bien y fielmente a la República, obedecer sus leyes y defenderla con las armas"
El mismo Decreto en su Art.3., entre otras cuestiones, establece que todos aquellos miembros del Ejército que, por una u otra razón, se negasen a efectuar la promesa, pasarían de forma automática a la situación de retiro, sin perdida de derechos ni de pensiones. Así se hizo, y muchos fueron los militares que se acogieron a la oferta del Gobierno, aunque la inmensa mayoría prometió, de mejor o peor grado, su lealtad a la República. Así pués, al finales de abril de 1931 todos los militares que quedaban en activo habían efectuado su promesa o estaban a punto de llevarla a cabo.

El 24 de abril se deroga el Reglamento de Honores y Saludos y se suprimen las condecoraciones de la monarquía, con la prohibición expresa de llevarlas en los uniformes.

El 27 de abril de 1931 se sustituye en todos los buques la bandera monárquica por la tricolor republicana, junto con toda la simbología monárquica y cambio de nombres de los mismos que sean alusivos a la monarquía.

El uno de mayo de 1931, el ministro de Marina aprueba una amnistía con indulto completo, para toda clase de delitos politicos o sociales cometidos durante los últimos años de la monarquía. El indulto también afecta a las penas impuestas a marinería, tropa y clases por los consejos de disciplina.

Se crea la Sala de lo Militar en el Tribunal Supremo de Justicia y se disuelve el Consejo Supremo de Justicia Militar

Independientemente de la promesa de fidelidad y lealtad a la República, recogida en el Decreto de 1931, el 28 de marzo de 1933, bajo la presidencias de Niceto Alcalá-Zamora y siendo ministro de Marina José Giral, se emite un nuevo Decreto estableciendo de forma oficial y exclusiva la promesa a la enseña nacional en la Marina. Lo reproduzco a continuación:


DECRETO (2)

Cuanto homenaje se rinda a la Bandera Nacional, enseña sagrada de la Patria, ha de redundar en mayor prestigio del Estado y de sus Instituciones Militares, cuyas gloriosas tradiciones vienen, a través de la historia, ligadas siempre al mayor brillo de sus símbolos representativos.  
La promesa de fidelidad, en la forma ya decretada para el Ejército, es a la vez homenaje y acatamiento que la Marina igualmente desea tributar y rendir, a cuyo fin el Ministro que suscribe, de acuerdo con el Consejo de Ministros, tiene el honor de someter a la firma de V.E. el siguiente proyecto de Decreto:

Como presidente de la República, de acuerdo con el Consejo de Ministros y a propuesta del de Marina, Vengo en decretar lo siguiente:
Artículo 1º.- Se establece en la Marina la ceremonia de promesa de fidelidad a la Bandera Nacional. 
Artículo 2º.- La fórmula de la promesa será la siguiente:  
Pregunta: ¿ Prometéis ser fieles a la Nación, leales al Gobierno de la República y obedecer y respetar y no abandonar a los que os manden ?  
Respuesta: Sí, prometo. 
Réplica: La Ley os amparará y la Nación os premiará si lo hacéis, y si no, seréis castigados.  
La pregunta y la réplica se harán sin cruzar el sable con la bandera. 
Artículo 3º.- Al Acto es obligatoria la asistencia de todo el personal. 
Artículo 4º.- El día 14 de Abril próximo se celebrará la ceremonia de la promesa en la Escuadra y buques, Bases navales principales, Bases navales secundarias y demás Establecimientos de la Marina. 
Artículo 5º.- En lo sucesivo se hará la promesa por el personal de marinería de nuevo ingreso al terminar el periodo de instrucción.  
Artículo 6º.- En las Escuelas de la Armada se prestará la promesa con igual ceremonial al finalizar los alumnos su instrucción militar. 
Artículo 7º.- El Personal que por no ostentar aún categoría de Oficial no prestó por escrito la promesa de fidelidad, que ordenaba el Decreto de 23 de Abril de 1931, y que sea actualmente Jefe, Oficial o Graduado de Oficial, prestará la promesa de fidelidad en los términos que señala el expresado Decreto y antes del 14 de Abril próximo.

Estandarte de la Escuadra de la República
conservado en el Museo Naval de Madrid
Urge una nueva organización de la Marina de Guerra. El 10 de julio de 1931 se emite un Decreto en el que, entre otras cuestiones, se declaran Cuerpos de la Armada: el General, y los de Máquinas, Sanidad, Intendencia y Jurídico. A renglón seguido se procede a la conversión de los cuerpos subalternos de contramaestres, radiotelegrafistas, condestables, torpedistas, electricistas, practicantes y escribientes, los cuales pasan a formar los cuerpos Auxiliares (Navales, Radiotelegrafistas, Artillería, Torpedos, Electricidad, Sanidad, Oficinas y Archivos). En el seno de estos cuerpos se equiparan en parte las categorías con las del cuerpo General, así la de jefe se equipara a la de capitán de corbeta, oficial 1º a teniente de navío, oficial 2º a alférez de navío y oficial 3º a alférez de fragata.

El elitismo ancestral del Cuerpo General comienza a resquebrajarse al mismo tiempo que las reivindicaciones del resto de la Armada son en buena parte atendidas.  Según varios autores se cometió un gran error al mantener en la Armada a elementos claramente anti-republicanos. Dichos marinos hostiles a la República deberían haber sido apartados de sus puestos aún a costa de tener que reducir momentáneamente el tamaño de la Armada, pero esa reducción ya la había descartado Casares Quiroga: "...la escala de la Marina de guerra es inferior a las necesidades nacionales".

De poco sirvió en el Cuerpo General la promesa de lealtad a la República, pocos se negaron, y a aquellos que no quisieron primeter, se les concedió, tal y como establecía el Decreto, el retiro con todas sus ventajas, la gran mayoría de los integrantes del Cuerpo General prometieron. Un error que se manifestó con toda su crudeza en 1936, cuando la mayor parte del Cuerpo General se sumó a la sublevación, cosa que no ocurrió entre los Cuerpos Auxiliares creados por la República en 1931, muy al contrario, ellos junto con la marinería evitaron que la Armada quedara en manos franquistas.

Era necesario hacer más para garantizar la fidelidad a la República de aquellos oficiales que prometieron lealtad, y también para consolidar la democracia a bordo de los buques de guerra. Se aprobaron más disposiciones y se emitieron más decretos, pero en el seno del Ministerio  el problema de las filiaciones y tendencias monárquicas de los integrantes del Cuerpo General seguía siendo una preocupación de primer nivel. Así las cosas, en el mes de julio y a propuesta del asesor personal de Casares, el capitán de corbeta Angel Rizo Bayona, se procede a las equiparación de algunos marinos pertenecientes a cuerpos distintos del General con las categorías de este último, así las nuevas categorías de los recién creados Cuerpos Auxiliares, que integraban al Cuerpo de Subalternos y Patentados. Radiotelegráfistas, Contramaestres, Condestables,Torpedistas-electricistas, Practicantes y Auxiliares de Oficinas, pasaron a denominarse Cuerpos de Auxiliares Navales de Radiotelegrafía, Sanidad, de Oficinas y Archivos, de Torpedos, de Electricidad. Se establecen en estos Cuerpos Auxiliares nuevas categorías:

  • Jefe. Equiparado a capitán de corbeta
  • Oficial 1º. Equiparado a Teniente de navío
  • Oficial 2º. Equiparado a Alferez de navío
  • Oficial 3º. Equiparado a Alferez de Fragata
  • Auxiliares 1º y 2º, equiparados a suboficiales
Ni que decir tiene que estas modificaciones cayeron mal entre los del Cuerpo General, que desde un primer momento criticaron y calificaron de equivocadas.

Muchos eran los problemas en la Armada y Casares Quiroga realizó una gran labor, aunque inacabada y sujeta al error antes comentado al no depurar en la Armada a los anti-republicanos declarados.

A Casares le sucede en el cargo José Giral Pereira y los problemas se agudizan. La monarquía dejó establecidos varios convenios para la construcción de nuevos buques con la Italia fascista de Mussolini, entonces amparada por Victor Manuel III de Saboya, y Giral decide acabar con esos planes, el Cuerpo General muestra su oposición a la medida. En el primer presupuesto de la República no se incluye partida presupuestaria alguna para la construcción de nuevos buques, eso si, se mantiene lo ya establecido a los proyectos en ejecución, concretamente lo relativo a los cruceros "Canarias" y "Baleares", cruceros que finalmente fueron puestos en servicio por los sublevados franquistas e incluidos en su flota, cruceros que, gracias a sus características técnicas y capacidad de fuego, vinieron a representar la única amenaza seria para la Flota Republicana, aparte de los buques de guerra alemanes e italianos.

En 1936 y con el Frente Popular en el Gobierno, tras dos años del denominado "Bienio Negro", Giral vuelve a ser titular de la cartera de Marina y los cambios en la organización de la Armada vuelven a tomar protagonismo, unos cambios integrados en un proyecto de Ley, y que entre otras disposiciones contemplaba el establecimiento de nuevas categorías, empleos y cuerpos:
  • Marinería: Marinero de 2ª y Marinero de 1ª
  • Cabos: Cabo de 1º (equivalente sargento del ejército) y Cabo de 2ª
  • Cuerpo Auxiliar de la Armada: Auxiliar (equivalente a brigada del ejército), teniente, capitán y comandante
  • Cuero General: Alférez de navío hasta vicealmirante
  • Cuerpo Técnico Industrial de la Armada: Teniente ingeniero hasta general
  • Cuerpo de Sanidad: Teniente médico hasta general médico
  • Cuerpo Jurídico: Teniente Auditor hasta general auditor.
El resto de integrantes de la Armada, no incluido en los Cuerpos anteriormente citados ni el de Maquinistas quedan definidos así:
  • Cuerpo de Buzos
  • Músicos de la Armada
  • Maestranza de la Armada
  • Mecanógrafas
  • Curpo de Porteros y Guarda-Almacenes
  • Cuerpos a extinguir
Según el citado proyecto de Ley, se integrarían en el Cuerpo General: Intendencia y Maquinistas. Un proyecto que no olvida procurar la igualdad de oportunidades para el acceso al Cuerpo General, de siempre sometido a un proceso de selección en el que apellidos y recomendaciones eran, si no imprescindibles, si decisivos; en este sentido la nueva ley obligaría a reservar un mínimo del 40% de las plazas para el personal procedente del Cuerpo Auxiliar, siendo el 60% restante cubierto por alumnos procedentes del proyectado Instituto Naval, cuya puesta en marcha estaba prevista para 1937. El citado proyecto de ley no pudo llegar a convertirse en ley, la sublevación militar y posterior guerra lo impidieron. Acabada la guerra, la Armada, y con ella su organización y su estructura, volvieron a estar en manos de los de siempre. Los integrantes del Cuerpo General volvieron a hacer y deshacer a su antojo, y los avances democráticos y de igualdad, conseguidos desde 1931 por el resto de Cuerpos, desaparecieron.





Benito Sacaluga






Pabellón de los buques de la
Marina de Guerra Republicana






(1) Extractado de Diario de Cádiz. Un gaditano llevó al exilio a Alfonso XIII. Juan Torrejón Chaves. 14 de abril de 2014.

(2) Colección Legislativa de la Armada. Tomo CX. Páginas 188 a 189. Imprenta del Ministerio de Marina. Madrid 1933. Documento facilitado por José Manuel Rodriguez Crespo.






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